“Tengo problemas
bidireccionales, no sé girar a la izquierda”.
—
DEREK ZOOLANDER —
"A mí me importa
muchísimo lo que hago,
¿acaso sé qué
producto vendo? ¡no!
¿sé lo que estoy
haciendo hoy? ¡no!
Pero aquí estoy y voy
a dar lo mejor de mí".
— HANSEL— En
Zoolander
Sin duda una de las películas que más cito en
mis cursos de fotografía de moda es Zoolander, generalmente asociado a un
comentario sobre los modelos y el manejo que hacen de la pose. Pongo en
contexto a los que no la han visto: Se dice que Zoolander tiene unas miradas
especiales como modelo: La mirada tigre, la magnum o la Steel; que lo diferencian de los demás, y las hace siempre de la
misma manera; es más, algunos dicen que todas sus miradas son exactamente
la misma. Al inicio de la película en una escena de premios nos muestran el
calendario de Zoolander y vemos que su
pose es exactamente igual en todas las fotos.
¿Y lo anterior es solo del mundo de la
comedia?, ¡no señor! Sucede en la vida
real, y de ahí mi referencia frecuente a la película. Lo que puede verse como
el chiste fácil es el producto de una aguda observación, característica
indispensable de los buenos humoristas. Muchos modelos repiten unas cuantas
poses, o solo son capaces de presentar una misma sonrisa. Algunos, por más que se
muevan siempre terminan haciendo lo mismo, o sólo hay una pose que les queda
bien, y es que, como el traje del
emperador que todos decían que lo veían para ocultar su incapacidad, con la
pose Zoolander pasa algo similar todos la ven diferente porque no se dan cuenta
de que es exactamente la misma.
Muchos de nuestros modelos han sucumbido al
efecto Zoolander. No sabemos si es una enfermedad profesional, una incapacidad
actoral, o simplemente el exceso de catálogos en los cuales se les piden las
mismas poses. Tampoco sabemos si es falta de dirección. Ellos las ofrecen y
nosotros no nos damos cuenta que se están repitiendo. Podríamos definirla
como un estado de rigidez que se genera
en el sistema nervioso central del modelo cuando percibe la cámara orientada
hacia su humanidad. El solo hecho de dirigir el artefacto captura-espíritus hacia otro lado, permite una rápida -y sin
efectos secundarios- recuperación de la totalidad de las actividades motoras.
Lo último es fundamental. Sabrán mis amigos fotógrafos que las mejores poses de
las modelos, generalmente resultan cuando la cámara apunta hacia otro lado y
ellos se encuentran relajados. Hay un segundo estado que no es una rigidez
total sino una suerte de semi-rigidez: ¡el modelo está mascando chicle!
Ya en serio, podríamos decir que la pronta moda, y el catalogo como
su medio para ilustrarla, exige de los
modelos la pronta pose. Cada vez veo más en catálogos, como los modelos repiten
las mismas poses y nadie parece darse cuenta durante las tomas, ni durante la
selección del material o antes de su publicación. Creo es por eso que dentro de
lo que se ha dado en llamar el look book, que en realidad es un
catálogo en el sentido más estricto de la palabra, al fin lo que hace es catalogar la colección Los modelos repiten la pose de manera intencional sin ninguna variación.
Necesitamos reflexionar sobre las poses de los
modelos. La pose es un resumen del lenguaje corporal (por algo le dirán así).
El fotógrafo no es solo quien dirige la iluminación, la cámara y la escenografía;
es también el director actoral de sus modelos. Debemos estar pendientes de lo
que comunican esos cuerpos, así como estamos pendientes de lo que comunica el
estilismo que el modelo porta. Los otros elementos de la imagen hoy no vienen
al caso.
Señoras y señores, unos cuantos ejemplos del
“efecto Zoolander”
Nota: cada grupo de imágenes
correspondes al mismo catálogo.