The Constructed Moment

This blog discusses the way in which we design, make, select, evaluate and publish fashion and advertisement photographies as a sub-genre. This is a place of reflection. We have no unveiled truths, yet we are seeking answers.


viernes, 30 de marzo de 2012

¡Esa pelea es mía!





“La gente dice que reflexiono mucho sobre las mujeres. Pero a decir verdad, ¿qué otra cosa hay más importante?”
— AUGUSTO RODIN —

“Lo que se ve en una fotografía no es lo que se ve en el momento de hacerla. La fotografía es, en realidad, la habilidad de plasmar una mentira visual.”
— TERENCE DONOVAN —


“No basta tener buen ingenio; lo principal es aplicarlo bien.”
— RENÉ DESCARTES —



No hay acto más masoquista que meterse en una pelea de terceros, es casi seguro que al final unirán fuerzas contra uno, y es probable también, que rediman sus diferencias con uno como unificador. El que se haya metido en una pelea de pareja, por ejemplo, seguramente podrá afirmar lo anterior.



Inicialmente iba a escribir sobre la portada de la revista Fucsia de este mes, una foto reciclada del catálogo de Arkitect con Alessandra Ambrosio. La que me parece un desatino. Las portadas deben tener un toque de exclusividad y no conozco revista seria que recicle una foto para su portada, y si lo han hecho, seguramente no es con la imagen de un catálogo comercial. Siempre está la posibilidad de hacer una sobre portada con esta imagen. Por más Alessandra Ambrosio que aparezca en la foto, esta imagen no es original para la revista. Quedaría discutir qué tanta gente se da cuenta de esto: si la respuesta es muy poca gente, podríamos decir al respecto que el público de Arkitect y el de Fucsia son dos públicos distintos y por lo tanto alguien está en el lugar equivocado, y si la respuesta es mucha gente, entonces, repito: ¡Pierde la revista! Por más Alexandra Ambrosio que sea, la foto es reciclada. Pidan una imagen original para la próxima: que no la publique el Éxito en su catálogo, sino que sea un requerimiento especial para la sesión fotográfica con la modelo una imagen tipo portada para un publicity que necesitan realizar.



Pero es otra portada de la que escribiremos hoy.

Hace meses había escrito acerca de la fotografía de las mujeres de sociedad caleñas por parte de la revista Hola de España. (ver entrada) El tema ya había pasado al olvido, y ahora llegan las fotos de la revista Soho, literalmente me llegan y aunque el tema no me pareció relevante, ya había visto alguna foto en parodia en un parque donde aparecían unas mujeres blancas al servicio de unas mujeres negras, tampoco diré que fue predecible, pero no fue sorpresivo, ni explosivo. Pero hoy revisando en internet encuentro dos artículos en la revista Semana. Una de los académicos del valle llamado "Larespuesta desatinada de SoHo a Hola". ¡Sí! Los mismos que escribían sobre la foto de Hola y a los cuales me refería en mi entrada que mencioné anteriormente y una repuesta de Daniel Samper Ospina, el director de la revista llamada "La acertada respuesta de SoHo a la Revista ¡Hola!"



Y así como SoHo responde a Hola algo que no le preguntaron, yo respondo a los del Valle y la sabana lo que no me han invitado a opinar.

Al igual que en su comentario a la foto de la revista Hola, los académicos arrancan citando al sociólogo Pierre Bourdieu. ¿Por qué sólo lo citan a él? ¿No hay más a quien citar? ¿Fue el único que habló del asunto? ¿Será una voz en el desierto que alcanzó a llegar al Valle del Cauca? Confieso que no he leído a Bourdieu, pero la cita como ellos la usan[i] supone que la revista genera la desigualdad que reproduce. — Lo que no necesariamente es cierto y posiblemente no es la intención del Bourdieu — Su discurso es sobre los medios de comunicación, y tocaría el debate de si SoHo lo es o es simplemente una revista de entretenimiento.

 Y para revisar lo anterior los cito, (perdonen lo extenso de las citas en esta entrada):
“Para los medios de comunicación y, de manera particular, para SoHo, la imagen desnuda de la mujer es un instrumento de las fuerzas del mercado que le posibilita ganar adeptos- y adictos a los desnudos- en la sociedad de consumo, más allá de ser un canal de formación ciudadana. Este medio es un actor más que, con sus propios intereses, dista mucho de cumplir con una función social de formación democrática fundada en un periodismo cívico y crítico, de denuncia o reivindicación.”
Solucionado lo anterior, pasemos a la imagen y su construcción que es lo que nos ocupa.

Dicen los académicos del Valle:
“No aparecen las mujeres negras como señoras de la alta sociedad, tal como sí son mostradas las blancas en la imagen anterior y que originó esta desacertada respuesta de parte de SoHo… elevando al estatus de mercancía el cuerpo femenino… No se destacan las mujeres negras por sus cualidades intelectuales, artísticas, culturales, sociales o por sus habilidades como empresarias, no. Se destacan como símbolo sexual, como simples objetos sexuales.”

Lo primero es totalmente cierto, no parecen mujeres de alta sociedad, se quedaron cortos en la fabricación de la imagen.

Responde Daniel Samper: “No veo en las fotos elementos para llegar a esa conclusión.”

Efectivamente Daniel, no ves los elementos porque no están. 

Faltaron símbolos de estatus, y toda esta discusión es acerca de símbolos, hasta de símbolos sexuales que parece es la forma de los académicos de llamar a cualquier mujer desnuda. El ejercicio de representación de la imagen fue mal realizado, no por ser negras no se ven de alta sociedad. No se ven de alta sociedad porque no fueron presentadas como tal. Si hay un momento de igualdad en los seres humanos es cuando se presentan desnudos, el vestuario y los accesorios son la manera que utilizamos para diferenciar nuestro estatus de los otros, y no soy tan pendejo para decir que una portada de SoHo debe llevar mujeres vestidas, al menos no totalmente, pero algo podrían haber hecho.  Es claro que “el desnudo es uno de los elementos que le otorgan identidad editorial” como claramente lo responde el director de la revista. Tan claro como que es una revista de desnudos y las soluciones editoriales van dentro de ese formato. Podrían revisar algo de Helmut Newton para más ideas, uno de los fotógrafos que dice admirar en su reseña Pablo García el autor de estas imágenes.

No entiendo por que dicen que “elevando al estatus de mercancía el cuerpo femenino” ¿para ese discurso no sería mejor el término reduciendo o degradando?

Además en una época donde hay tanta imagen de desnudo decir que eso las convierte en objetos sexuales o símbolos sexuales me parece una generalización, casi pasada de moda. Es evidente que están desnudas y no podemos apreciar sus cualidades ni sus habilidades, pero un cuerpo desnudo es eso y nada más.  Este significado a la imagen lo agregamos nosotros porque de lo contrario sería pasar de símbolo a signo, o en otras palabras decir que todo desnudo es directamente sexual cuando hay desnudos que pueden no serlo, la connotación de lo erótico está más en la fama de la revista que en la imagen que nos presentan.

Dicen por otro lado los académicos al referirse a las mujeres que actúan como servidumbre en la imagen “pero ahora, con mujeres supuestamente blancas, pero que realmente son mestizas y humildes”

Nuevamente tienen toda la razón. No es el tipo de mujer que debía representar ese papel, debía ser una mujer blanca, no mestiza. ¿No conocerán en la revista dos mujeres altas, blancas y de bella figura para complementar la imagen? Nuevamente caemos en que la imagen está mal construida. El cambio es de blanco por negro, las mestizas deben estar tan ofendidas como las negras se ofendieron con la imagen inicial, se cae en otra forma del prejuicio que se dice responder con la imagen.

Puede que no esté de acuerdo con los académicos del Valle del Cauca acerca de la lectura que hacen de la imagen, pero tienen toda la razón en la apreciación  de las mujeres que en ella aparecen. Respecto a su discurso a partir de la imagen me parece la cargan de significados y la utilizan para hacer una reflexión sobre el racismo y el erotismo que va más allá del alcance de la revista. Asi como no vi el racismo en la imagen original no lo veo en lo que el director de la revista llama “la ingeniosa manera en que reaccionaron.” Nada ingeniosa, ya que fuera de parodiar, o imitar la imagen de la revista Hola, se quedan en lo superficial. “Anda, vamos”, no podíamos darle más contenido temático al editorial, tenemos la portada de Hola y unas mujeres de color desnudas al interior de la revista, pero no hay historia, no hay más metáforas ni parodias, solo desnudos, no hay nada ingenioso, un mal invertir el color de piel de unas modelos y hacer otro editorial sin novedad. ¿Porque no siguieron con la idea y reconstruyeron otras imágenes que hablan de racismo invirtiendo los roles? O con una historia de servicio de las mujeres blancas, unas verdaderas mujeres blancas, a las mujeres negras, si entendían ese como centro del conflicto en la imagen original.

Creo que a las imágenes de Hola y SoHo son más lo que las une que lo que las separa, pecan del mismo error de fondo, y llego a la misma conclusión de mi entrada anterior.

Son imágenes mal construidas.




Pd. Al final salen las interesadas a decir que participaron como protesta y que son unas fotos muy artísticas, como si la falta de vulgaridad en la imagen validara lo artísticas de éstas. El estilo general de las imágenes es más cercano a un catálogo donde se registran cuerpos desnudos, un registro limpio y podríamos decir bien hecho más no necesariamente artístico. Lo vulgar y lo artístico no son excluyentes.








[i] Cito: “En palabras de Pierre Bourdieu, genera representaciones diferenciadas de clase social, de género y de raza para quienes las observan; reproduciendo discursos de los roles y estatus que la sociedad ha trasmitido y que ciertos grupos sociales simbolizan dentro de la estructura de la sociedad, que para nuestro caso evocaría el papel de las mujeres “afrodescendientes”. Mujeres que, por lo general, cumplen roles de servidumbre en casas y haciendas de mujeres poderosas (ricas, afamadas, influyentes y con reconocimiento social) que los medios de comunicación intentan imponernos como un patrón a seguir, sin detenerse a pensar lo que implica alcanzar dicho estatus, en materia de derechos, dominación y violencia cultural. “ del artículo "La respuesta desatinada de SoHo a Hola" Por Elizabeth Gómez Etayo, Hernando Uribe Castro, Germán Ayala Osorio, Guido Germán Hurtado Vera y Carmen Jimena Holguín (Docentes de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Occidente)  


lunes, 26 de marzo de 2012

Derechos de autor, redes sociales y créditos





“Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”
(Mt. 22, 21)



Hace ya varios meses vi en Facebook la nota de un fotógrafo nacional al que un grupo musical Londinense le estaba utilizando las fotos, y cuán pequeño es el mundo, resulta que conozco personalmente a uno de los involucrados: y no es el grupo Londinense. En una de mis clases resultamos hablando del tema, y uno de mis alumnos resulto ser el autor de las fotos que estaban publicadas en flickr. Y que aparecieron utilizadas por un tercero.

Mi asesora en asuntos de propiedad intelectual (link) está regresando al país luego de una especialización en el tema, y pudimos hablar sobre este caso. La conclusión a la que llegamos es que al subir imágenes a muchos de estos sitios se está autorizando a los propietarios de las plataformas a divulgar y comercializar estas imágenes. No podemos perder de vista que al autorizar dicha divulgación estamos cediendo directa o indirectamente cualquier derecho económico que tengamos sobre la fotografía y, en algunos casos y aunque no sea propiamente legal, renunciamos a ser reconocidos como autores sin siquiera saberlo.

De eso se oyen rumores cada tanto, y a veces los tomamos al mismo nivel del que Bill Gates regala su fortuna o Hotmail te enviará una cantidad de dinero por cada contacto al que le reenvíes el correo. No obstante, para el caso que hemos propuesto resulta que sí es necesario leer la letra pequeña que figura siempre (o debe figurar) en las distintas plataformas digitales que ofrecen, entre otros, la posibilidad de cargar nuestras creaciones en internet. Esta letra pequeña que pocas veces leemos es la que especifica los términos y condiciones de uso de la plataforma y, una vez hacemos click en aceptar -la mayoría de las veces sin leer- consentimos en la divulgación y comercialización de nuestras imágenes.

Tratándose además de fotografías, y consientes de estos tiempos de alta definición, es recomendable subir siempre imágenes pequeñas. Preferiblemente con la menor resolución que funcione y con los respectivos textos de Copyright. Si bien queremos mostrar nuestro trabajo, no queremos dejarlo de papaya para que otros lo utilicen sin nuestra autorización consiente, y posiblemente reciban además una remuneración económica que en otras condiciones no estarían percibiendo.

En realidad internet es una excelente herramienta de divulgación y no tiene sentido realizar nuestro trabajo para dejarlo guardado en un cajón o en un CD en nuestra casa, hablando en términos digitales. Pero en nuestro afán de divulgar nuestras creaciones no podemos ignorar lo que sucede cuando utilizamos las plataformas que terceras personas han creado para el almacenamiento de imágenes y otros productos en internet, y que además almacenan esta información en servidores de un tercero. Porque una cosa es aceptar que internet no tiene dueño y es libre para todos, pero otra cosa diferente es determinar la propiedad de los servidores y discos duros en donde se graba la información. Por esto, cuando abrimos una cuenta en Facebook, en flickr, o cualquier otra red similar, estamos aceptando las condiciones de uso propuestas por sus creadores, mayoritariamente provechosas para ellos y desventajosas para los usuarios, tales como la renuncia sobre el material que subimos. No necesariamente con mala fe por parte de estos sitios, en algunos casos son políticas de protección a posibles demandas de los usuarios o terceros por el uso indebido o hasta legítimo de las imágenes.

Somos generadores de información, y la sociedad de la información es el negocio del futuro. Por esto, son muchos los dedicados a recopilar, divulgar información y comprar catálogos de artistas en todos los géneros.

En nuestro caso en particular, aunque creo, es poco lo que se puede hacer en casos como el que inicia esta entrada Seguimos en el tercer mundo y ellos en el mundo desarrollado, debemos tomar cada día mayor conciencia de este asunto, para evitar el saqueo de los fuertes a favor de los débiles. Y lo que es peor, con nuestra colaboración.

Termino esta entrada con otro asunto relacionado al que me había referido anteriormente. Es muy común ver nuestro trabajo y el de los demás involucrados en redes sociales sin los respectivos créditos, únicamente figuran principalmente el interesado ya sea: el fotógrafo, el diseñador, la modelo o su agencia. Sin embargo, en una imagen hay muchos derechos conexos y es un principio de profesionalización y de reconocimiento destacar también la participación de los equipos de trabajo en la creación de las imágenes, especificando con ellas la mayor cantidad de créditos posibles. 

No podemos seguir ignorando el trabajo de los demás en nuestro beneficio.

sábado, 17 de marzo de 2012

“Hazle el amor a la cámara”




“No toda modelo es un símbolo sexual. No todo símbolo sexual es una modelo”
JLR



Hace días durante una sesión fotográfica empezamos a charlar sobre las frases ridículas que decimos los fotógrafos para dar indicaciones a las modelos: “Haz de cuenta que no estoy aquí”, “muéstrate bien sexy” “dámelo todo mami” y muchas similares. Le pregunté a la modelo con la que trabajábamos ese día y aportó la que para ella había sido más ofensiva: “levante el culo”. 


¡Como si hubiera un movimiento muscular para hacerlo!


Fuera del “haz de cuenta que no estoy aquí” que puede ser más para el retrato, las otras nos hablan del estereotipo de la modelo sexy. En algún momento, muchos en realidad, hemos dado indicaciones a una modelo donde la instrucción habla de lo provocativa que debe aparecer en la imagen y en muchos otros casos indicaciones más explicitas referentes al contenido sexual de la imagen que se está construyendo. 


Veía la semana pasada, una nota (link) acerca de la propuesta en Francia sobre la prohibición a las niñas menores de 16 años de promocionar marcas de moda y participar en reinados. Lo anterior como un medio para frenar La hipersexualización de los niños, que definen como "la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces". Ese mismo día en la W trataron en tema, en lo que oí más sobre el asunto de los reinados, que de la moda y la hipersexualización de nuestra cultura, que para mí es el verdadero tema a tratar.


Como siempre gran parte de la responsabilidad de estos fenómenos recae sobre la industria de la moda y los medios de comunicación, ya que estos no sólo publicitan los mensajes sino que construyen los suyos propios en sus diferentes propuestas propias: programas, películas y editoriales, para mencionar la televisión, el cine y las revistas respectivamente. Y es cierto: hemos convertido la imagen de la modelo sexy en casi la única opción posible para presentar una modelo, a tal punto que muchas fotos de modelos en actitud sexy poco novedosa nos atrevemos a llamarlas: de moda. 


En el olvido parecen haber quedado los momentos en los que presentábamos mujeres glamorosas, o elegantes, los nuevos tiempos — tan nuevos como la revolución sexual — han dado paso a una dinámica de seducción diferente en la imagen; ya no seducimos con los objetos que portamos y que usábamos como símbolos de estatus, poder o similares, seducimos con nuestro cuerpo y vendemos la idea que los objetos que nos acompañan nos hacen más atrayentes.


La dinámica editorial ha cambiado la percepción que tenemos de la modelo. A lo largo de los años esta no solo ha tenido la función de portar el vestuario que promociona sino que en algunos casos se ha convertido también en un símbolo sexual. De alguna manera el fenómeno de las supermodelos acentuó esta tendencia al convertirlas además en celebridades y debido a una relación más natural de algunas de ellas con el desnudo que se dio en la evolución de los conceptos y estéticas de moda hacia las publicaciones masculinas tipo Max, Maxim, GQ etc. Lo anterior, fue solo un pequeño paso en cuanto a lo temático pero muy grande en cuanto a funcionalidad de la imagen, sin llegar a los usos de publicaciones tipo playboy o otras de contenido más fuerte y una intensión sexual más explícita.


Entender y reflexionar sobre estas funcionalidades de imagen a través de las modelos se me hace hoy muy importante, creo que es necesario diferenciar las dos funciones del modelo para poder entender más claramente su función dentro de la imagen de moda.


Así para cuando un fotógrafo le diga a un modelo, “pare el culo” esta le pueda responder “piense lo que hace”.  A ver si produce algo nuevo.





martes, 6 de marzo de 2012

El día que el “Lookbook” triunfo sobre el catalogo




La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida.
— Hans Christian Andersen — 
El traje nuevo del Emperador



                              
Hablábamos ayer del lookbook, luego de mencionar otros extranjerismos: freepress y publicity.

¿En qué momento llego el lookbook a nuestras vidas? ¿Cómo no sabían nuestras empresas que había piezas hechas específicamente para describir las prendas a los clientes?

Es un concepto casi revolucionario ese de concentrarse en el producto.

A no ser por un pequeño detalle: El catalogo ya existía y es esa su función: catalogar, describir,  reseñar los objetos que se catalogan. Otra historia es que en la necesidad de hacerlo llamativo se empezaron a agregar locaciones, poses más elaboradas, estilismos más complejos y poco a poco se fue convirtiendo más en una pieza publicitaria de la marca y a medida que esto sucedía su función de catálogo se iba diluyendo.  A tal punto que de las imágenes de estos catalogo salían algunas para ser usadas promocionalmente en anuncios de revistas, pendones etc.

Auto-descrestados entonces, oímos hablar ahora del lookbook como lo más novedoso.  Sastres y emperadores elogian las formas del nuevo ropaje que nos permite concentrarnos en las prendas más que en otros elementos, pero aprenderé de los truhanes del cuento, no diré que es el mismo catálogo. 
  
Aprovechare la confusión y venderé lookbook en dólares y catalogo en pesos, el primero tiene más trabajo. El trabajo de hacer que el agua este tibia.