The Constructed Moment

This blog discusses the way in which we design, make, select, evaluate and publish fashion and advertisement photographies as a sub-genre. This is a place of reflection. We have no unveiled truths, yet we are seeking answers.


martes, 16 de diciembre de 2014

Las diferentes visiones de la moda





“La fotografía de moda hace colaborar a la memoria utilizando convenciones en su mayoría relativas a la modelo y al decorado. Estas convenciones se organizan en un sistema de signos repertoriados y combinables, es decir un código. Este código suple las debilidades del léxico del que dispone, jugando con su evolución diacrónica; la popularización de las imágenes del pasado, amplia considerablemente su repertorio.”
— Guy Goulthier —


“Ver una imagen es un acto complejo que requiere de aprendizaje”.
Marián López F & Juan Carlos Gauli P




Sin duda la moda es un tema complejo, casi inabarcable en su totalidad por una sola persona, o al menos eso se sugirió en una tertulia reciente donde hablábamos de los “expertos de moda”. Estos personajes parecen florecer en redes sociales aún sin saber bien en qué se especializan, si en el aspecto antropológico, sociológico, económico, histórico, administrativo o cualquiera de las otras disciplinas que atraviesan el (supuestamente superficial) fenómeno de la moda.

La aparente trivialidad de este concepto hace que muchos podamos participar de él, desde el registro fotográfico de una modelo hasta la escritura de contenidos basados en nuestras opiniones o la creación de eventos de moda.
Comentaba en estos días que la fotografía de moda es una superposición de códigos y convenciones no solo vestimentarios, sino también del cuerpo y de la imagen, sociales y culturales. Que lo que hacemos en las fotos de moda es acudir al recuerdo colectivo de esos signos compartidos para presentar algo que en esencia creemos novedoso.

Pero no solo en la fotografía hay códigos, en los eventos de moda también hay convenciones muy arraigadas. Algunas de estas tienen un sentido práctico, por ejemplo: sentar compradores, críticos y editores en primera fila de un desfile porque, más que jerarquía, pueden realizar una mirada más detallada a los materiales y diseños, logrando apreciar mejor cada aspecto de la colección.

Así mismo la ubicación de las cámaras de los medios al frente de la pasarela permite el registro frontal de las prendas pero además ofrece un mayor control técnico sobre el enfoque y el movimiento en condiciones de poca iluminación. Por lo irrepetible del evento y para un mejor registro se evita que algo pueda interponerse entre los fotógrafos y los modelos. En otras palabras: mientras dura el desfile esa no es un área de circulación, por lo que se evita que la gente entre, salga o se mueva de sitio luego que el desfile ha comenzado.
Los párrafos anteriores parecerán una obviedad, pero para los que asistimos al pasado Barranquilla Fashion Week no lo son. Ambos casos –y algunos otros- fueron ignorados en el evento.

Los periodistas de prensa no estuvieron en primera fila, ni siquiera en segunda,  para poder apreciar los detalles de las colecciones (Cabe anotar que incluso desde la cuarta fila podía apreciarse la falta de cuidado en la presentación y manufactura de ciertas colecciones). De igual manera, entre las cámaras y la pasarela hubo una área de tránsito permanente que dificultó el registro del evento. De la iluminación solo diré que no era uniforme, ya hay suficientes entradas al respecto en este blog para repetirlo nuevamente.

La  convención de los universos de vestuario tampoco se respetó y, aunque no es obligación, debe ser entretenido explicar como luego de un desfile de ropa infantil se presenten escenas como la del siguiente video.




Se preguntarán porque inicié hablando de códigos. Estos se aprenden por imitación: el lenguaje, por ejemplo, se balbucea y se enredan los términos antes de poder hablar fluidamente; la correcta ortografía y sintaxis son las manifestaciones del dominio total del código llamado lenguaje. La fotografía de moda, en la mayoría de los casos, se aprende desde la imitación, ya sea viendo fotógrafos o simplemente desde la realización empírica de una sesión de moda.

Y creo que en eso estuvimos, en la imitación de un evento de moda en todos los niveles, desde el armado del espacio, pasando por la mayoría del casting y lo presentado en pasarela.

En cuanto a los diseñadores, se salvan los nombres con experiencia, lo que habla de una falta de acompañamiento a los nuevos talentos. La misma asesoría necesitaban los modelos en algunos casos en donde su actitud era  tan fingida que no se entendía como una postura del cuerpo, o una propuesta de actitud,  sino como una caricatura de la postura de otros.

Mucho se ha hablado de la cantidad de eventos de moda y yo pensaría que el asunto no es de cantidad sino de calidad.  Eventos bien armados, con un nicho y una función clara no creo que sean el problema. Pero lo cierto es que los eventos de moda florecen casi igual que los expertos en el tema. La moda como espectáculo se está convirtiendo en un problema para la moda como industria, hace de su divulgación un asunto de exreinas y personajes desinformados, de medios con la etiqueta de moda pero en función de la farándula y no de la industria. Claro que una celebridad que sabe jugar con su imagen puede ser beneficiosa para el mercadeo y ser un aliciente para un grupo de consumidores que la ven como un modelo a seguir, pero cuando se acompaña de una mala divulgación de los otros aspectos del negocio, lo único que hace es construir caricaturas de lo que es visible, pero que en definitiva no se entiende.




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