The Constructed Moment

This blog discusses the way in which we design, make, select, evaluate and publish fashion and advertisement photographies as a sub-genre. This is a place of reflection. We have no unveiled truths, yet we are seeking answers.


sábado, 31 de mayo de 2014

Dos cuentos en uno.


Text in english, here





“Como adicto a los fondos blancos, me resulta extraño que un fondo gris nunca sea descrito como un fondo vacío, con un fondo blanco es muy difícil evitar que los elementos gráficos tomen el control. Es muy difícil dar un contenido emocional a algo tan completamente gráfico y potencialmente caricaturesco, dominado por el fondo rígido, y ahí reside desde luego su importancia y el desafío que supone.”
— Richard Avedon



“De las vacas sagradas se hacen las mejores hamburguesas”
— Rober Kriegel – David Brand —



Mucho se ha dicho sobre los editoriales de moda: que ilustran la tendencia, que su origen esta en las historias de foto reportaje que se utilizo para la imagen periodística en revistas como Vu o Life, que son un medio de expresión de diseñadores, estilistas, maquilladores y fotógrafos. Así mismo se habla del mínimo de páginas que por lo que he visto nunca es inferior a 6 y generalmente es en promedio de 10 páginas, sin estar obligado a detenerse en ese número.

Es claro también que no es una colección de fotos acerca de la misma prenda, lo menciono debido a que en estos días revisando sitios donde reciben editoriales para publicar me llamo la atención que en varios repetían anotaciones al respecto, por lo que supongo que es un error frecuente en el material que les presentan a su consideración.

Que ilustran la tendencia me parece una generalización acertada, pero en realidad creo que un editorial habla de una serie de prendas reunidas para tal fin a partir de un hilo conductor, siendo la tendencia el concepto mas recurrente, pero puede ser también a partir de un diseñador, un tipo de prenda o silueta, una situación de uso o cualquier otro concepto que un editor de moda considere valido y comunicable para agrupar las prendas.

Lo otro que considero claro es que un editorial de moda o una historia de moda, como quieran llamarla, es la pieza máxima de la unión de la fotografía y la moda, o mejor dicho de la fotografía de moda. Es por lo anterior que gran parte de la historia de la fotografía de moda se cuenta a partir de las imágenes publicadas como editoriales de revistas y menos atención se presta a las imágenes que han sido utilizadas publicitariamente.

Hablando de lo fotográfico es claro que el editorial es el formato donde se manifiesta de manera más clara el estilo de los fotógrafos, de los más creativos y los más repetitivos también, ya que toca decirlo: a veces con un par de editoriales de un fotógrafo ya se han visto todos, al menos respecto a lo fotográfico. También es claro que no todos los fotógrafos responden a un estilo definido a la hora de realizar sus editoriales, pongo por ejemplo el trabajo de Patrick Demarchelier el cual fuera de su perfecta ejecución y lineamientos conservadores dentro de al fotografía de moda, no tiene un grado de definición tal que permita identificarlo como si sucede con el de algunos de sus colegas.

Mas el editorial no solo responde a las necesidades estéticas de los fotógrafos, lo hace principalmente a las necesidades del medio que lo pública, esta línea es más difícil de percibir ya que en ella se conjugan múltiples estilos gráficos, fotográficos y de estilismo o styling además de tener limitado acceso al material rechazado y las razones de su no publicación. Un par de ejemplos al respecto son el documental September issue y el libro unseen vogue.

En el editorial confluyen no solo una visión de la moda, una necesidad de comunicación sino también una visión de lo fotográfico. Esos tres elementos se unen para dar vida a un editorial.

Lo interesante de lo anterior es que si los dos primeros asuntos son claros el tercero pude ser muy libre, lo que no significa desarticulado sino que puede funcionar sobre cualquier concepto fotográfico que permita desarrollar los dos primeros aspectos. Es por esa razón que el lenguaje de la fotografía de moda ha podido evolucionar tan libremente: si miramos con detalle las imágenes que la historia de la fotografía de moda nos muestra y partiendo del hecho que la necesidad de comunicación poco ha evolucionado, veremos que dejando la moda de lado — prendas, maquillajes peinados e incluyamos poses — la otra gran evolución esta en lo fotográfico, en la manera de contar la historia, sus recursos visuales, en sus diferentes contextos y en su estructura. Es de aclarar que la historia de moda no esta obligada a tener una narrativa como su nombre historia sugiere, cuenta algo pero no es una narrativa de hechos, esta solución aunque valida no es la más frecuente. Pero es claro que tienen un hilo conductor, en realidad mínimo dos el de la moda y el fotográfico el cual en la mayoría de los casos es una propuesta estética.

Analicemos por ejemplo el manejo del espacio, siempre me ha parecido muy particular que nadie se queje de lo repetido que puede ser el espacio en las fotos en estudio, el mismo fondo a nadie parece molestar, es mas se vuelve una elemento atractivo, y en ese sentido la cita de Richard Avedon con la que abro esta entrada es una reflexión valida al respecto. 
Pero cuando un espacio real se repite en varias fotos no falta el que cree que el editorial esta des-estructurado, o cuando uno manifiesta la intención de realizar un editorial en dos espacios, que no necesariamente tengan un hilo conductor, te manifiestan que eso no se puede hacer. Como si la única opción de uso de un espacio en una producción fotográfica y en un editorial específicamente, significara pasear por toda la locación buscando ángulos diferentes.

Pues bien, traigo dos editoriales (ver abajo[1]) para demostrar que, lo anterior es posible, y para más contundencia los dos en la misma Vogue, la española del mes de marzo de este año. Miren como no solo se repite la solución de estudio sino también el otro espacio que comparte la historia, como en LA MASAI BLANCA el color se le asigna a uno de los espacios y el blanco y negro al otro, lo que tampoco es obligatorio  ya que observamos que en el otro editorial no sucede, así mismo el espacio de la ventana es repetitivo, y no esta para nada mal. 
Y toca agregar: como Vogue ya lo publica, desde ahora dicha solución es legitima.

Sea el momento de recordar que la fotografía de moda tiene como una de sus fuentes de inspiración el arte y el arte actual habla de la repetición, repite sus formas sin cansancio, o hasta el hastío; usted decide.




[1] Publico aquí los dos editoriales en cuestión, distribuidos de igual forma que en la revista, asunto que también es importante.








LA MASAI BLANCA (THE WHITE MASAI) 
Photographer: Cuneyt Akeroglu
Stylist: Belén Antolín
Hair: Angelo Seminara
Make-up: Lisa Aldridge
Model: Arizona Muse






 


 


 


 


 








MÍNIMA EXPRESIÓN (MINIMUM EXPRESSION) 
Photographer: Miguel Reveriego
Stylist: Belén Antolín
Hair: Tamara MacNaughton
Make-up: Serge Hodonou
Model: Jessica Miller


















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