The Constructed Moment

This blog discusses the way in which we design, make, select, evaluate and publish fashion and advertisement photographies as a sub-genre. This is a place of reflection. We have no unveiled truths, yet we are seeking answers.


lunes, 30 de abril de 2012

Tomar fotos es como tener un restaurante




“Quien participa en un banquete sin conocer nada del arte culinario no puede apreciar en la medida conveniente la preparación de los alimentos que se le sirven”
— PLATÓN —


Veía anoche un programa del chef Gordon Ramsay, (Ramsay's Best Restaurant) y fuera de terminar con hambre y mil antojos de comida italiana, alguna reflexión sobre los clientes salto a relucir, y es de lo que quiero escribirles hoy.

En el programa en medio de la competencia Ramsay lleva un grupo de comensales a los restaurantes y evalúa no solo la comida sino la atención. El grupo de alguna manera es la forma de poner al límite no solo las capacidades de la cocina, sino del personal al frente del negocio. Lo logra con un bus con 30 personas que llegan al tiempo, es su manera de poner todo a prueba, la cocina y el servicio. Como siempre, no falta a quien no le gusta lo que le sirven. Y es en ese momento donde el servicio se ve reflejado, la cocina ha hecho su parte pero el producto no es del gusto del cliente. Ramsay insiste en el chef aprende de los comentarios de los clientes, en que si el menú es muy experimental los meseros les deben advertir que van a recibir, comentarios que bien nos vienen a los fotógrafos más si tenemos en cuenta que generalmente estamos al frente y en lo operativo de nuestros negocios.

Hacer fotografías es como tener un restaurante, tal vez por eso la analogía de Eugenio Recuento con los restaurantes (link) como todos comemos y casi todos vemos, al final podemos hablar de comida, fotos y futbol como si fuéramos expertos. Y aunque es claro que la razón de nuestro trabajo comercial son los clientes, no siempre ellos están al tanto de lo que se hace en nuestras cocinas, a veces no les gustan nuestros ingredientes o la forma de prepararlos, pero quedan deslumbrados con nuestras vajillas aunque me gustaría que fuera al revés.

Claro que hay una pequeña diferencia, en los restaurantes el producto es directamente para el cliente, en nuestro caso las imágenes generalmente son para terceros, los clientes del cliente. El cliente conoce sus clientes y eso le da la razón para exigir, es como el que dice: “a mi señora no le va a gustar eso.” Con base en la experiencia ellos saben los ingredientes que son del gusto de su público, y nos dejan prepararlos con la esperanza de que esa preparación sea seductora.

Hay de todo tipo de clientes, desde el del plato tipico hasta el de cocina molecular, el que ha realizado múltiples campañas y tiene una gran experiencia para compartirnos, y aquel que con un par de campanas llega más empeliculado que Copola a nuestros estudios. Aquellos que saben que cada imagen debe ser trabajada y solucionada de acuerdo a sus necesidades con la imagen y aquellos que confunden las cámaras con una fotocopiadora “más reproducciones a menor precio”

Asi como la comida es necesaria para vivir, las imágenes lo son para hacer perdurables nuestros recuerdos, mostrar los productos, darle vida a las marcas. Encontramos entonces preparaciones de pocos ingredientes y sabor extraordinario, las hay también complejas e innovadoras, ambas más allá de su primera impresión llenas de sutiles diferencias que unos cuantos pueden notar.

Al final, no solo esta nuestra búsqueda para hacer el mejor trabajo posible, están aquellos para quienes realizamos nuestras imágenes comerciales; Los clientes, que a veces no saben lo que quieren pero siempre saben lo que no quieren, de la misma manera que puede suceder al ver las carta del restaurante y se vuelve necesario aconsejar, no recitando nuestros productos, sino indicando que les recomendamos de lo que podemos hacer, es nuestro deber con ellos. El de ellos con nosotros ser claros en lo que buscan, que desean que les preparemos y que tengan claro la calidad de los ingredientes que están dispuestos a pagar.

Porque al igual que en nuestras fotos, la comida también entra por los ojos.




                                    Ω

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