“Un fotógrafo sin
una revista a sus espaldas
es como un agricultor sin campos”
es como un agricultor sin campos”
―Norman Parkinson —
Últimamente
—hoy sin éxito— trato de escribir sobre asuntos donde no estoy involucrado
directamente. Aunque este blog en su esencia es de opiniones personales sobre
lo que considero correcto al momento de crear, realizar o publicar fotografías,
la distancia al hablar de temas de terceros puede darme la suficiente
objetividad para escribir estas líneas.
Hablando
de subjetividades, creo necesario aclarar que parte de mi educación fotográfica
viene de las revistas de moda, desde hace ya varios lustros compraba con
ansiedad y cada que podía revistas como Vogue, Elle o Harper’s Bazaar aun sin
entender la complejidad del mundo de moda que ellas describen. Podría confesar
que añoro el lineamiento de diseño de la Elle de los 80, soy fanático del gran
formato de W y aun conservo algunos de los ejemplares de cuando era tamaño
tabloide. Particularmente, al día de hoy, el diseño de la Vogue italiana es de
mis favoritos: una mezcla de lo viejo con lo nuevo, la tradición de la moda y
la vanguardia. Para terminar este listado de publicaciones: cada vez admiro más
a la Vogue española, una revista que corre riesgos y sorprende sin dejar de ser
comercial, algo fundamental en este medio. No es el simple ejercicio de llenar
la parrilla de contenidos, es dar un enfoque distinto a lo que vemos, de
sorprender (dos intenciones muy fotográficas). Para resumir: lo que más admiro
de las revistas extranjeras es su capacidad de asombrar, de dar nuevas formas a
lo viejo (esa última intención es muy de moda).
Básicamente
hay dos tipos de editoriales que aparecen según la publicación: las
asignaciones y las colaboraciones.
En
el primer caso, la revista te indica el tema y te da las directrices generales
de lo que va a realizarse. Este trabajo suele ser pagado, asumiendo la
publicación el costo de producción además del salario de todos los
colaboradores.
Las
colaboraciones, por otro lado, son trabajos que generalmente realizan
colectivos: fotógrafos, estilistas, maquilladores, peinadores o modelos, por
nombrar algunos. Estos colectivos buscan la divulgación de su trabajo en un medio
que les ofrece publicarlo sin ninguna contraprestación económica ni pago de los
gastos de producción. Pueden ser solicitudes directas pero también pueden ser proyectos
presentados al medio buscando que sus editores decidan publicarlo.
En
este último caso, el espacio para mostrar su trabajo es la contraprestación que
obtienen aquellos que ofrecen su tiempo y recursos en la realización del editorial.
Yo
estoy convencido de que un fotógrafo de moda debe publicar en revistas. Estas
publicaciones no solo son dinamizadoras de la industria de la moda, sino
también del éxito de los fotógrafos que en sus páginas aparecen. Es probable
que el lucro económico de un fotógrafo llegue de sus trabajos comerciales (los
cuales son varias veces mejor pagados que sus proyectos editoriales), pero son
las revistas las que permiten a estos profesionales consolidar su estilo
fotográfico y enriquecerlo, ofreciéndole un espacio creativo libre de las
restrictivas necesidades comerciales de las marcas. Irónico que al final las
marcas terminan adoptando estéticas editoriales: todos hemos tenido un cliente
que nos señala una revista indicándonos que quiere algo así.
Bueno,
luego de la anterior diatriba de culebrero (ambientando la historia), va el
tema central de la entrada. No me siento satisfecho con la publicación de uno
de mis trabajos recientes en una de nuestras nuevas publicaciones de moda. Hay
varios elementos por analizar, así que intentaré ser ordenado y no atropellar
las ideas.
Aclaro
también que es una crítica difícil, pues involucra personas que considero
amigas, a quienes les reconozco su vocación, esfuerzo y entusiasmo por lanzarse
a un proyecto editorial de moda en Colombia. No es la primera o la última vez
que lean en este blog que nos falta construir cultura fotográfica, de moda y
editorial. Es posible que a muchas personas dentro de la industria les cueste
entenderlo.
Lo
único que falta para empezar es citar la filosofía Corleone: “no es personal, solo son negocios”. Por
favor, tómenlo así, ya que la única forma de construir esta industria de moda
es haciendo ejercicios de opinión sobre nuestras disciplinas, como medio de reflexión,
reconociendo dónde debemos mejorar y siguiendo adelante.
Estamos
hablando de Focus Magazine en su 3ra edición (link). Creé para ellos un editorial con el estilismo de Tatiana
Moreno, sobre una
idea de ella, inspirada una frase de Pierre Balmain “Lo más importante del vestido es la espalda. Es el último recuerdo que
dejas al salir de un salón”.
Inicialmente
pensamos en expresar esta idea en un solo plano y reflejar página a página cómo
se alejaba, mas el día de la realización las cosas se dieron para ir variando
los espacios, por lo que definimos como unificador el uso de la perspectiva
geométrica en la imagen, como un patrón que se repetiría toma tras toma. Los
elementos variables serían los diferentes espacios y la iluminación,
manteniendo todas las poses de espalda. Realizamos un editorial de 10 páginas, contando
con que el cierre del lomo del cuadernillo que
partiría las dobles páginas, nos permitiría jugar con el centro de
perspectiva. En otras palabras, era un editorial pensado para ser impreso. Lo
que constituía un juego del espacio que no había visto anteriormente en ninguna
otra publicación. Por tema y desarrollo, cque entregamos una historia
sólida.
Van
imágenes de como se publico. (Tomadas de la edición virtual)
Tengo
varios comentarios sobre la cantidad de fotos, la distribución, el diseño y la
edición, casi todos enunciados en una entrada anterior. [1]
Se
publicaron solo 4 imágenes para 5 páginas, cortando la historia por la mitad.
Está claro que es decisión del editor definir la cantidad de imágenes a
publicar y la cantidad de editoriales en cada publicación. Se publicaron 10
editoriales con entre 4 y 6 páginas. El máximo de la publicación es el mínimo
que se usa intencionalmente para un editorial. De 50 páginas separadas para
editoriales se podrían realizar 6 editoriales de 8 páginas cada uno, o 5
editoriales de 10 páginas. Seguimos hablando de una buena cantidad de
editoriales, superior al de muchas publicaciones.
Esto
es un dilema de cantidad vs calidad.
Muchos
editoriales cortos no hacen una mejor publicación. Debemos aclarar que nosotros
asumimos una cantidad mínima de páginas, pues nunca nos definieron un límite
(la mayoría de espacios para editoriales colaborativos dan instrucciones con
este criterio[2]).
El
segundo punto de análisis es la distribución: rematando el editorial en página
par para ubicar publicidad al frente. Si bien es una práctica que gana terreno
en publicaciones más comerciales, aun y afortunadamente las grandes revistas de
moda aún no sucumben. Esta diagramación no resulta ventajosa para la historia
editorial o para la marca pautante, pues se trata de mensajes diferentes,
robándose mutuamente una interpretación del lector.
Algo
similar ocurre con algunos editoriales, en esta publicación, que incluyen a su
interior el texto del respectivo artículo, rompiendo la magia y continuidad del
editorial con un corte de texto.
Otro
tema para analizar es la plantilla de diseño en la que se montaron todos los
editoriales: los mismos márgenes blancos enmarcando cada imagen. Solo vi
sangrada una doble página. Me parece que parte del trabajo del diseñador es
darle el mayor impacto visual al material presentado en la publicación, dentro
de las posibilidades del lineamiento editorial. Debe definirse un orden y un
manejo de márgenes, lo que en algunos casos significa presentar algunos
editoriales sangrados, otros con margen y la solución más común: imágenes sangradas
alternadas con otras con margen en un mismo editorial (esta solución es común
en otras publicaciones). El editorial que motiva esta entrada estaba pensado
para ser publicado en página sangrada, para así acentuar el patrón de
perspectiva que se repetía doble-página tras doble-página.
En
cuanto a la edición de las imágenes, creo que las mejores fotografías se
encontraban en el final del editorial: la iluminación nocturna funcionó mejor
que la diurna, ganando en espectacularidad y produciendo mejores resultados. En
esas últimas fotos, el estilismo se valía de marcas más comerciales, cuya
aparición podía apoyar las relaciones comerciales de la revista con posibles pautantes,
un tema que es parte de la realidad económica de los medios editoriales.
He
dicho casi todo sobre la publicación de este editorial. Por longitud, edición y
diagramación, terminamos en una historia mal contada.
Les
dejo aquí copia del material como se envió. Aclaro aquí, que el material se envió
numerado y presentado todo en doble pagina, (aun siendo 1 doble pagina y 8 fotos a página sencilla) para
que al armarse quedara en el orden que deseábamos para su publicación.
Para version con créditos pueden verlo aqui
[1] Otra
entrada muy similar sobre los problemas de presentación del material: http://elmomentoconstruido.blogspot.com/2011/08/del-diseno-grafico-el-editorial-y-otras.html
[2] De este
tema, las condiciones de algunos sitios que reciben contribuciones, toca hablar mas adelante.
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