“La moda
es el negocio de la envidia”
— MARCO RAMIREZ —
En días pasados
mientras realizaba las tomas de un ejercicio con mis estudiantes de fotografía
de moda de UPB, iba cavilando el discurso de la siguiente clase, nada que no se
haya escrito en este blog.
La modelo es
fundamental, irreemplazable inevitable si quiere; para el éxito de una
fotografía de moda.
Que todos los
elementos hablan en la foto: Habla su manufactura como elemento de calidad que
se aprecia en la foto, habla de abundancia o escases, hablan de lujo cuando de
una manera adecuada incorporan el exceso como una manifestación estética, lo
que hay no es necesario pero se manifiesta como si lo fuera. Recordaba a Lipovetsky
cuando dice que el lujo es una manifestación de lo que nos sobra. Adicionalmente
nos habla la carga simbólica de algunos objetos la cual es fundamental en la imagen.
Hablan lo espacios, las texturas las locaciones, los elementos en las paredes
comunican, cuentan cosas, nos llenan de significados.
Y en ese orden de
ideas recordé cuando en días pasados hablando acerca de la calidad de una
producción, con la gente de Alado, le achacábamos a esta parte fundamental del éxito o fracaso de la
imagen y mientras cavilaba y re-elaboraba ideas llegue a la conclusión que una
buena foto de moda es aquella en la que uno hubiera querido estar.
Ya sea como modelo,
fotógrafo, productor, estilista, editor, etc. Creo que cuando vemos una buen
foto de moda nos hubiera encantado que nuestro trabajo fuera parte de ella. ¿Cuantas
fotos que vemos en los libros hubiéramos querido tomar? ¿Cuantas modelos
desean ser las imágenes de ciertas campañas que nos trasmiten fotos
maravillosas? ¿Cuantos desearían que fueran suyas ciertas imágenes que tiene la
competencia?
Creo hoy que eso es lo que nos produce una buena foto de moda a los
que estamos en la industria, el deseo de ser parte de algo, el mismo deseo que
produce la moda como fenómeno de identificación social, en nuestro caso laboral.
Claro que viendo
las de Arquitect para almacenes éxito, esas no las hubiera querido tomar, me
parecen aburridas, me siguen indignando cada que veo las vallas, no por la
supermodelo que en ella aparece, sino por lo poco que con ella hacen.
Definitivamente la
indignación es el otro lado de la envidia.
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