The Constructed Moment

This blog discusses the way in which we design, make, select, evaluate and publish fashion and advertisement photographies as a sub-genre. This is a place of reflection. We have no unveiled truths, yet we are seeking answers.


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jueves, 27 de noviembre de 2014

A mí que me expliquen





“¡Plop!”

“¡Exijo una explicación!”
— Condorito —






Esta entrada no podrá llamarse “fue Gol de James II” ya que en realidad califica más en la categoría de Autogol y no precisamente de James sino de sus empleadores, en este caso: el Grupo Éxito.

En la entrada anterior sobre la primera campaña de James para Bronzini (link) decía que las fotos eran buenas, pero no estaban a la altura —en términos de imagen— de otras campañas que se han realizado con futbolistas para grandes marcas, y en la comparación presentaba diferencias en campañas teniendo en cuenta culturas y segmentos de público. Además es necesario aclarar que cuando hablaba de lo que considero los errores de esa primera campaña, hacía notar que la responsabilidad cae en quienes manejan la imagen de la marca más que en el fotógrafo. La aclaración es necesaria pues en muchos casos como fotógrafos cargamos con la responsabilidad de hacer malas fotos y el público no alcanza a percibir las dificultades que encontramos, no solo por lo material (modelos, espacios, equipo físico y de trabajo ajustados a un presupuesto) sino por la capacidad de entendimiento de la imagen y sus códigos de comunicación de parte del cliente.

A veces notamos imágenes más exitosas de pequeñas marcas que trabajan con las uñas, pero que son capaces de realizar fotografías mas evocadoras. Perdonen lo simplista, pero la siguiente frase es ideal para entender el punto: “imágenes que parecen más internacionales” que las imágenes con participación internacional que construye el Grupo Éxito. No solo las campañas con James sino también algunas de Alessandra Ambrosio, de las cuales escribí en este blog hasta que me cansé.

Ahora llega la segunda campaña de James para la marca Bronzini del grupo éxito y mantengo mi opinión. Algo falla al interior del Éxito en el manejo de la imagen de sus marcas más grandes, no sé si sea mucha gente opinando o la convicción de que, por ser un producto de orientación popular, las imágenes deben ser de orientación popular. Esta última afirmación no la comparto para todos los casos y menos para Arkitect y Bronzini.

Iniciemos con las fotos que hasta el momento se conocen de esta segunda campaña. 


Ahora mencionemos que el fotógrafo de estas imágenes es Greg Lotus, (Link) y cuando miro su trabajo es evidente que estamos hablando de un fotógrafo de primer nivel y, para no alargarme en explicaciones, lo diré así: ningún pelagatos llegaría a las páginas de Vogue Italia. (Suficiente información sobre su nivel como fotógrafo.)

Pero el nivel de un fotógrafo no es todo, porque hay fotógrafos del mismo nivel con estéticas diferentes, en otras palabras: no se debe seleccionar a un fotógrafo porque es famoso, sino porque su trabajo es acorde a las necesidades de la imagen a realizar. En ese orden de ideas, veamos el material de Mr. Lotus y cómo realiza sus trabajos en la categoría que nos ocupa hoy.


Y para complementar la idea, demos una mirada general a su trabajo.


Y una mirada, también general, a la lo que hace en moda masculina.


Además, para evitar que crean que la selección puede estar sesgada comparto un tablero de su trabajo en Pinterest (Link)

Después de esta evidencia, saco tres conclusiones que deben ser evidentes más allá de la obvia excelencia del trabajo del fotógrafo:

1 Generalmente, el trabajo del fotógrafo con hombres en categorías similares y con orientación editorial (más en vestidos de baño que en ropa interior) es en exteriores, trata de usar la luz natural y recurre con frecuencia al agua como complemento para sus imágenes, además de que se nota una ligera predilección por el blanco y negro.

2. Cuando ampliamos la revisión, percibimos que es un fotógrafo que nos presenta imágenes donde describe elegancia, glamour y sofisticación[i] con una realización impecable y con iluminaciones tradicionales que puede llegar a ser dramáticas. Podemos también percibir que hay un componente importante de trabajo en color, estudio e interiores, a diferencia de lo observado en lo masculino.

3 Revisando su trabajo con hombres en otros universos de vestuario, lo elegante se mantiene aunque aparecen características más casuales y otras con manejo de estudio, en ambos casos perfectamente realizadas.
Luego de estas conclusiones y viendo el resultado, llegan las preguntas inevitables:

¿Qué fue lo que llamó la atención del trabajo de Greg Lotus para que se le asignara este proyecto? y ¿por qué terminan haciendo las fotos de campaña en lo que parece un apartamento vacío, si en su trabajo no hay nada que indique que este es su fuerte?

En caso de que su respuesta al leer estos cuestionamientos sea “es que se buscaba una espacio más popular, acorde al público de la marca”, traigo otra pregunta: ¿Por qué seleccionar a un fotógrafo que muestra una predisposición a la fotografía glamurosa y elegante, si la intención estética es lo popular?

Y si el lector agrega que Lotus ha trabajado para marcas populares como Papi, añadiría una pregunta más: ¿Notan que esas imágenes tienen un componente sexual (homo y hétero) asociado que no es factible realizar con James Rodríguez por ser posicionado como un hombre de familia? Agregaría más como comentario extra: ¿Notaron que el espacio usado en la campaña de Papi es mejor que el usado para Bronzini ?



Aceptando finalmente que Greg Lotus fue el fotógrafo a cargo de esta campaña, continuaré mis cuestionamientos.

¿Cuál era la idea inicial para la realización de las imágenes?
¿Tuvieron en cuenta la opinión del fotógrafo para decidir el mejor rumbo de la campaña?
¿La producción suministró el tiempo, espacio y condiciones adecuadas para que el fotógrafo pudiera realizar su trabajo?
¿Cómo llegaron a ese espacio y qué esperaban que este aportara a la imagen?
¿Consideraron hacer unas fotos en estudio como una continuación de la campaña anterior y así permitir que el fotógrafo imprimiera su sello a la campaña?  

Llego a este cuestionamiento porque la campaña es pobre y las fotos parecen tomadas por un fotógrafo emergente en un apartamento en Madrid. No alcanzan el nivel del fotógrafo, del modelo o del impacto económico y mediático que tiene una marca del Éxito. El grupo que respalda esta campaña es fuerte en plaza, precio y producto, pero en promoción aún muestra falencias, al menos con respecto a recursos fotográficos. Mi conclusión en este caso es similar a la emitida anteriormente sobre las primeras imágenes de la campaña.

Seria ideal que esto se subsanara para que cuando hablemos de la ultima campaña de almacenes Éxito, la mencionemos con el asombro de que producen los grandes grupos económicos cuando se aplican en crear imágenes impactantes y no con la incredulidad que produce un contenido que, a pesar de tener nombres de primer nivel, deja mucho qué desear.







[i] Las tres palabras aunque similares, presentan diferencias, la elegancia se entiende más sencilla y natural sin las afectaciones o elaboraciones que puede tener la sofisticación o la sensualidad del glamour






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miércoles, 18 de septiembre de 2013

El nombre del fotógrafo




“Muchos me dicen que cuando ven una foto mía, antes de mirar el nombre ya saben que yo la hice. Pero yo no puedo percibir eso. Sí hay un lenguaje que hace que esa foto sea mía, un lenguaje que entiende la persona que la mira. Pero no es algo que yo busque.”
   RUVEN AFANADOR —


Durante muchos años, las marcas y los diseñadores han recurrido a los fotógrafos mas renombrados para la realización de sus campañas. Acción que generalmente genera una atención especial de los medios al producto de dicha colaboración. Un publicity, que sirve no solo a los intereses del fotógrafo sino también de la marca.  

Ejemplos de esas colaboraciones hay por cientos: solo para ilustrar tenemos los de Richard Avedon para el diseñador Gianni Versace, Helmut Newton para Alberta Ferreti. También casos como Guess y Ellen Von Unwert donde todos con menos fama lograron aumentar su reconocimiento. Para terminar con colaboraciones mas actuales como las de Terry Richardson para Tom Ford o Juerguen Teller para Celine. Todas ellas parte integral de la obra de los fotógrafos que la realizan ya que los elementos estéticos a los que recurren para la realización de sus imágenes están presentes en el resto de su obra, pero también parte importante del recorrido de las marcas o diseñadores para los que fueron realizados.

Veo hace ya un par de meses los resultados del trabajo de Ruvén Afanador para Lafayette, sin duda dos nombres pesados de nuestra[i] industria de la moda, y de el cual compartí con alegría el backstage cuando lo puede ver en las redes sociales. El trabajo es el calendario 2013 (link) y me pregunto porque si vi el backstage no vi el resultado antes?

Luego de verlo y revisar el material para esta entrada confirmo la siguiente opinión sobre esa colaboración que quiero hoy compartir con ustedes: este trabajo, aun siendo realizado por Rubén Afanador no hace parte de su obra.
Inicialmente los invito a revisar la pagina de Rubén Afanador, (link) allí vemos un fotógrafo que en lo que se puede apreciar por lo que selecciona como representativo de su trabajo de moda, lo podríamos ubicar como un fotógrafo de corte clásico, que realiza imágenes de tono onírico que se desarrollan en espacios construidos o modificados para tal fin, contando además con recursos de posproducción que acaban de recrear la ficción de los espacios propuestos.

Y si miran sus retratos con detenimiento, entenderán por que lo llamo clásico y seguramente encontraran algunos elementos que rememoran el trabajo de Irving Penn, incluida la atención al espacio, y en muchos casos, los fondos con textura de la misma manera que lo hacia el maestro. Han visto la foto de los niños de cusco de Penn? miren los espacios de Afanador, en algunos casos se sienten como reconstrucciones de este estudio peruano. Y cuando trabaja en exteriores no dejo de pensar en el trabajo de Peter Lindbergh.

Niños de Cuzco, Irving Penn. 1948

Gabourey Sidibe, Ruven Afanador. 2009


Hechas las anteriores comparaciones y retomando el trabajo de Lafallete, noto que no se parece a nada en particular, tiene el estilo de Afanador sin duda, pero el nivel de retoque en la creación del espacio para un fotógrafo donde su espacio se reconstruye permanentemente, me parece excesivo, no hay nada similar en lo que el selecciona como su trabajo. Tengo entendido que los retoques fueron hechos por el personal de Afanador, sin embargo no tengo mas detalles para saber si fue que fallo la escenografía y fue solución de ultimo minuto o el trabajo se planteo de dicha  manera.

Pero en todo caso me parece triste que ese trabajo no tenga mas elementos de Afanador, esta colaboración creo se queda corta en los resultados que él puede ofrecer, y en este caso evito hacer conjeturas de que pudo haber pasado. Solo les comparto para que hagan su propia reflexión acerca de lo que implica traer un gran fotógrafo con un estilo definido para realizar un proyecto y que la visión de este se pueda o no concretar.

Se les deja para que realicen su juicio. 

Porque para mi, parece entonces, que querían el nombre del fotógrafo, no su obra.






[i] Creo que la redacción correcta seria “de la y nuestra” industria de la moda 

jueves, 14 de marzo de 2013

Sobre los clientes.






“La calidad es nuestra mejor garantía de la fidelidad de los clientes, nuestra más fuerte defensa contra la competencia extranjera y el único camino para el crecimiento y los beneficios.”
—     JACK WELCH —



 "El arte de dirigir consiste en saber cuándo hay que abandonar la batuta para no molestar a la orquesta." 
—     HERBERT VON KARAJAN —
    


Hay entradas que son más difíciles que otras, algunas salen de una sentada, otras hay que trabajar en ellas para encontrar el tono adecuado de lo que se quiere decir; inicié con una carta a los clientes, luego traté con un Manual para el cliente perfecto en donde trataba de contarlo de una manera jocosa y entretenida. Mas no funcionó, y seguramente se hubiera oído pedante cuando en realidad lo que quiero es poder hacer mejor mi trabajo, para lo que es fundamental contar con buenos clientes. 

He aquí otro intento que espero sea el definitivo. Perdonen, pero el tema no es fácil y espero el lector perdone el tono y reflexione sobre el mensaje.

Iniciemos con las verdades de peso: la principal función de la fotografía publicitaria y de moda es su misión comercial, la sangre que corre por sus venas es vender algo, en nuestro caso el producto que en ella aparece, las marcas que lo fabrican y de alguna manera el trabajo de todos los involucrados, modelos, fotógrafos, estilistas, maquilladores etc. Así mismo las revistas, las grandes dinamizadoras de la industria de la moda, están por lo mismo: son un negocio que hoy en día generalmente corresponde a grandes grupos editoriales donde la publicación de moda es una más en las diferentes temas que manejan. Y nosotros les vendemos a ellas nuestro trabajo. Es claro que en este negocio, todos vendemos algo.

Pero centrémonos nuevamente en el tema, porque cuando hablo de clientes no hablo de las revistas, en realidad son mis mejores clientes, el trabajo con ellos generalmente es fluido, quizás es la frecuencia con la que contratan fotografía la razón por la que intervienen tan poco en la realización luego de que una idea se concreta, son casi el cliente perfecto, solo faltaría que me dieran más trabajo para serlo. En ese orden de ideas los clientes de los que quiero hablar hoy son los clientes comerciales. Los que generalmente hacen dos o tres producciones al año Los que su interés principal de la imagen es que venda sus productos. En términos prácticos su imagen es la más fácil de realizar pero son el cliente más difícil, con magnificas excepciones.

¿Y Porque son el cliente más difícil?

Porque no saben exactamente lo que quieren y lo que deben exigir de cada uno de los integrantes del equipo de trabajo. Saben con claridad para que necesitan la imagen, mas desconocen el poder de esta para comunicar; la ven como una herramienta de registro de sus productos, mas no como una herramienta de comunicación de sus marcas. Su principal preocupación en la foto es que la prenda no este arrugada, no que la modelo comunique adecuadamente los valores de su marca. Pueden parar una sesión por lo primero, pero pocas veces por lo segundo.

Sobre esto último se sabe de sesiones de fotos donde la modelo va a promocionar su imagen no la de la marca que la está contratando, ella dirige el maquillaje, la iluminación y la puesta en escena; y los clientes “ahí”, como si nada estuviera pasando. Modelos que se empoderan del manejo de la imagen; no de la del cliente, sino la suya, con una experiencia que este debería envidiarle. Son clientes que no defienden su marca, solo les interesa fotos de su producto. En otros palabras no tienen una visión clara de lo que la imagen puede comunicar, tienen claro que tipo de modelo usar, mas no saben que se requiere de ella, cuáles son sus obligaciones con la modelo, y cuales las de la modelo con el equipo de trabajo.

Del fotógrafo creen que hacemos magia; es claro que la función de un fotógrafo publicitario, la moda entra en esa categoría, es la de presentar los productos de la mejor manera posible. Pero la mayoría de las fotos necesitan de elementos que complementen y hagan más llamativa la imagen, el resultado de nuestro trabajo depende directamente de los insumos con los que trabajamos, con la mejor modelo y el mejor maquillador etc. lograremos la mejor foto. Dirán que somos exigentes pero la exigencia es la manera de garantizar nuestro trabajo, debemos exigir para poder producir resultados. Desconfié del fotógrafo que no exige, de la misma manera que del fabricante que no exige calidad en los insumos con los que trabaja. Un fotógrafo que no exige registrara con su cámara todo lo que se le presente por delante sin reflexionar si esta bien o mal, no le entregara una imagen que este más allá de sus expectativas, por lo que luego usted pedirá ver todas las fotos esperando ve un milagro que no se realizó.

Tenga claro también que las jornadas de trabajo tienen un límite, no solo en tiempo, también en la cantidad de productos pactados. Lo primero se distribuye en función de lo segundo, y no empiece a llegar con referencias adicionales “que acaban de salir de diseño” o el “hagamos una tomita de cada uno de estos” o “Es para la otra marca que no tiene presupuesto” Si tiene más producto del que dijo inicialmente, negocie un paquete extra, seguramente puede lograr un descuento, nosotros también hacemos negocios. Aclaro que problema no es hacer una referencia más, sino que terminamos haciendo una producción dentro de otra producción. Si le parece que eso no tiene importancia sería bueno ver cuantas referencias extras envía usted al entregar sus pedidos.

Hablemos de la negociación: que haría usted con un comprador que le dice: Deme descuento en esta entrega que el segundo se la pago mejor” o “véndame a mi bien barato, que tener su producto en mi almacén lo va a volver famoso” frases similares a las que algunos clientes utilizan y les funcionan con algunos fotógrafos. Pero olvidan que esto es un negocio: se obtiene lo que se paga.

Seguramente usted responderá que tiene mucha experiencia en hacer fotografías porque maneja X producciones al año. Nosotros manejamos varios clientes. Ósea X por la cantidad de clientes que manejamos da el número de producciones que nosotros hacemos al año. Generalmente un número significativamente más grande y con una experiencia más variada.

Crea en nuestro ojo, lo hemos entrenado de la misma manera que el suyo para ver un producto defectuoso, aunque entendemos que usted puede ver en su producto algunas diferencias, pedir todas las fotos aun las que uno sabe que están desenfocadas o mal expuestas por ejemplo no tiene sentido, es como si uno le pidiera todo el lote de una referencia para comprar uno de sus productos

Si quiere ver lo que sucede con la imagen, hágase detrás del fotógrafo, ese es el único punto de vista valido. No envié una foto tomada con su celular indicando que quiere esa foto en alta si usted no estaba detrás del fotógrafo, mejor aún si usted no le dijo al fotógrafo que hiciera esa toma, o le mostro la foto y le dijo, “hagamos algo así”. Porque lo que usted toma con su celular, es recuerdo; lo único válido es lo que toma el fotógrafo, por algo nos está pagando.

No cambie de idea en mitad de la sesión de fotos, es como si yo le dijera que el vestido rojo que me está haciendo lo quiero verde. Hay un momento para planear y otro para ejecutar. Uno entiende que se enamore de las fotos de las revistas que ve en el estudio y llegue emocionado diciendo “quiero algo así” pero toda foto debe ser producida y corresponder a un concepto. Si la foto que trae está dentro del concepto que se está realizando seguramente será bienvenida. Pero primero pregúntese: ¿porque en realidad la quiere cambiar? ¿En que está equivocada su producción actual? Con esas respuestas claras todo, en la medida de lo posible y los recursos, puede ser cambiado para hacer un mejor trabajo.

Y es esto último lo más importante, un buen cliente sabe que quiere, sabe cómo lo quiere, sabe que pude comunicar una imagen, sabe que contratando en buen equipo de trabajo, en el cual cada cual conoce su rol y está en función de comunicar con fotos lo que su marca necesita, ese es el compromiso de un buen equipo de trabajo. Comunique bien, comunique mucho, comuníquelo varias veces si es necesario y revise si lo comunico bien. Reúna a todos los integrantes incluido el diseñador gráfico al que muchas veces le entregan el material finalizado sin dejar que aporte a la presentación del trabajo. Tenga en cuenta que usted es el director de orquesta y deje a cada uno tocar su instrumento.

Si quiere ser un buen cliente, y en general un buen empresario de su marca la conclusión es muy sencilla, conserve el norte y crea en su equipo de trabajo.

Un cliente así es la excepción maravillosa con la que todos queremos trabajar. Recuerde que todos estamos buscando buenos clientes, con los que podamos crecer, ser más productivos y en nuestro caso más creativos.

No tome a mal lo que se dice en estas líneas, todos tenemos problemas con nuestros proveedores y la mejor manera de solucionarlo es comunicarlo.


viernes, 30 de noviembre de 2012

Un tema recurrente




“La fotografía publicitaria … le exige una adaptabilidad a los intereses comerciales que tienen por finalidad el aumento de las ventas o servicios.”
— JOSÉ MANUEL SUSPERREGUI —


“Se trata de un trabajo en equipo donde confluyen multitud de seres sensibles, hacer que se cree un lugar de diálogo es tarea del fotógrafo.”
— JUAN L. SANTA-CRUZ. —




Hay temas que son recurrentes, y uno de ellos es el de los diferentes roles y nuestro desempeño como equipo de trabajo en una sesión de fotografía de moda. 

Aunque inicio esta entrada con la idea que hay clientes de los cuales no comprendo el criterio con el que escogen a la modelo y como permiten que ella con sus caprichos acerca de su presencia desdibujen la imagen de las  compañías para las que trabajan, lo cual creo un tema ya tratado.

En entradas pasadas hemos hablado del papel de las modelos de su importancia para concretar la imagen. Que en realidad el valor de la modelo radica en su capacidad de identificarse con el grupo social al cual va dirigida la imagen y/o poder encarnar el rol que de ella se requiere para la elaboración de la fotografía.  Que no necesitamos divas/modelos sino modelos comprometidas con la imagen.

De los fotógrafos hemos dicho que en muchos momentos deben poner su conocimiento técnico y estético en función de la estética de la marca para la que trabajan.  Y similar podemos decir de estilistas, maquilladores y peinadores. Todos están reunidos en función de la imagen que se ha de realizar para un cliente, y dependiendo de este cliente y los consumidores finales, los clientes del cliente,  la libertad creativa pude ser mayor o menor,  pero a eso hemos de atenernos cuando realizamos un trabajo comercial.
Asi mismo cuando hablamos de los clientes y fotógrafos a veces es difícil entender los criterios con los que estos nos seleccionan, por ejemplo: como clientes que supuestamente tienen una imagen diferenciada la contratan como si fuera una fotografía de volumen.

Porque si nosotros reflexionamos sobre nuestra responsabilidad como integrantes del equipo de trabajo, debemos hablar también de la responsabilidad de los clientes, ellos están obligados a saber lo que quieren y como lo deben lograr, así mismo evitar que la sesión se desvié de sus intereses comerciales pero entendiendo que se trabaja con un  equipo creativo al cual hay que comunicarle claramente sus necesidades como forma de encausar esa creatividad. Un cliente no debería permitir que los egos u otro intereses de aquellos que trabajan para el entorpezcan la materialización de su labor comercial que se da en una sesión fotográfica. Pero para eso deben entender mejor la imagen y su construcción o comunicar claramente sus necesidades y entregar su confianza en su construcción al equipo que eligió para la realización del trabajo.  Es claro que el conoce el cliente final mejor que nadie, pero que el equipo de trabajo puede conocer de la realización de la imagen mejor que él, por más catálogos y producciones que haga al año seguramente uno hará muchas más.

Necesitamos de reflexionar sobre la profesionalización del sector, como una manera de todos podamos disponer de mejores condiciones para la realización de nuestras respectivas actividades.  Porque fuera de una manera de ganar dinero con nuestro trabajo, este sector es, para muchos, también un medio de crecimiento personal. 

Pero esa reflexión no es solo para nosotros y nuestros equipos de trabajo, es también para los clientes. Porque si nosotros nos preguntamos ¿qué es lo que estamos haciendo?, saben ellos ¿qué es lo que están comprando?




                ☻

lunes, 30 de abril de 2012

Tomar fotos es como tener un restaurante




“Quien participa en un banquete sin conocer nada del arte culinario no puede apreciar en la medida conveniente la preparación de los alimentos que se le sirven”
— PLATÓN —


Veía anoche un programa del chef Gordon Ramsay, (Ramsay's Best Restaurant) y fuera de terminar con hambre y mil antojos de comida italiana, alguna reflexión sobre los clientes salto a relucir, y es de lo que quiero escribirles hoy.

En el programa en medio de la competencia Ramsay lleva un grupo de comensales a los restaurantes y evalúa no solo la comida sino la atención. El grupo de alguna manera es la forma de poner al límite no solo las capacidades de la cocina, sino del personal al frente del negocio. Lo logra con un bus con 30 personas que llegan al tiempo, es su manera de poner todo a prueba, la cocina y el servicio. Como siempre, no falta a quien no le gusta lo que le sirven. Y es en ese momento donde el servicio se ve reflejado, la cocina ha hecho su parte pero el producto no es del gusto del cliente. Ramsay insiste en el chef aprende de los comentarios de los clientes, en que si el menú es muy experimental los meseros les deben advertir que van a recibir, comentarios que bien nos vienen a los fotógrafos más si tenemos en cuenta que generalmente estamos al frente y en lo operativo de nuestros negocios.

Hacer fotografías es como tener un restaurante, tal vez por eso la analogía de Eugenio Recuento con los restaurantes (link) como todos comemos y casi todos vemos, al final podemos hablar de comida, fotos y futbol como si fuéramos expertos. Y aunque es claro que la razón de nuestro trabajo comercial son los clientes, no siempre ellos están al tanto de lo que se hace en nuestras cocinas, a veces no les gustan nuestros ingredientes o la forma de prepararlos, pero quedan deslumbrados con nuestras vajillas aunque me gustaría que fuera al revés.

Claro que hay una pequeña diferencia, en los restaurantes el producto es directamente para el cliente, en nuestro caso las imágenes generalmente son para terceros, los clientes del cliente. El cliente conoce sus clientes y eso le da la razón para exigir, es como el que dice: “a mi señora no le va a gustar eso.” Con base en la experiencia ellos saben los ingredientes que son del gusto de su público, y nos dejan prepararlos con la esperanza de que esa preparación sea seductora.

Hay de todo tipo de clientes, desde el del plato tipico hasta el de cocina molecular, el que ha realizado múltiples campañas y tiene una gran experiencia para compartirnos, y aquel que con un par de campanas llega más empeliculado que Copola a nuestros estudios. Aquellos que saben que cada imagen debe ser trabajada y solucionada de acuerdo a sus necesidades con la imagen y aquellos que confunden las cámaras con una fotocopiadora “más reproducciones a menor precio”

Asi como la comida es necesaria para vivir, las imágenes lo son para hacer perdurables nuestros recuerdos, mostrar los productos, darle vida a las marcas. Encontramos entonces preparaciones de pocos ingredientes y sabor extraordinario, las hay también complejas e innovadoras, ambas más allá de su primera impresión llenas de sutiles diferencias que unos cuantos pueden notar.

Al final, no solo esta nuestra búsqueda para hacer el mejor trabajo posible, están aquellos para quienes realizamos nuestras imágenes comerciales; Los clientes, que a veces no saben lo que quieren pero siempre saben lo que no quieren, de la misma manera que puede suceder al ver las carta del restaurante y se vuelve necesario aconsejar, no recitando nuestros productos, sino indicando que les recomendamos de lo que podemos hacer, es nuestro deber con ellos. El de ellos con nosotros ser claros en lo que buscan, que desean que les preparemos y que tengan claro la calidad de los ingredientes que están dispuestos a pagar.

Porque al igual que en nuestras fotos, la comida también entra por los ojos.




                                    Ω

martes, 17 de abril de 2012

Modelos con Exito II







“Hay que pensar antes y después, jamás mientras se hace la fotografía.”
      HENRY CARTIER-BRESSON —


“Una fotografía no es el mero resultado del encuentro entre un acontecimiento y un fotógrafo; hacer imágenes es un acontecimiento en sí mismo, y uno que se arroga derechos cada vez más perentorios para interferir, invadir o ignorar lo que esté sucediendo.”
      SUSAN SONTANG  —


Continuamos con el tema de la semana anterior, creo es necesario ampliar y puntualizar cosas. He tenido varias discusiones al respecto que me permiten y obligan a ampliar algunas ideas. 

El centro de la entrada es que aunque las fotos sean buenas y la modelo excelente, considero ambas decisiones inadecuadas, la segunda básicamente por la relación costo beneficio: es una modelo muy cara que no tiene reconocimiento en el público objetivo de la marca, básicamente los interesados en la moda revista diseñadores y modelos extranjeros saben quién es Alessandra Ambrosio, y no son ellos el público objetivo de la marca aunque al manejar una modelo de este nivel de reconocimiento algunos medios pueden otorgar publicity a la campaña. El público objetivo de la marca desconoce quién es la modelo por más que su nombre este en la valla. Por ese valor se puede conseguir una modelo con más impacto en el público objetivo y citaba en la entrada anterior algunas posibilidades, esta semana me dieron un nombre que me gustó mucho: Paola Turbay comparte algunas características con Sofía Vergara, pero tiene un cuerpo menos curvilíneo, más de la moda me decían, aunque yo defiendo lo curvilíneo de Sofía, me parece puede hacer que se identifiquen mas las clientes de la marca. No sabría cual escoger, pero al final todo tipo de decisiones hay modelos adecuadas. 

El otro aspecto es acerca de la solución de las imágenes, aclaro que las fotos son buenas, algunas muy buenas pero no tanto como para decir que algunos fotógrafos nacionales no las hubieran podido hacer iguales y otros menos las hubiéramos podido hacer mejor, más adelante retomo este punto que es nuevo.

Jorge Lens Leiva de la Universidad de Vigo en una ponencia[i] clasifica entre las 4 tendencias, léase cambios recientes en la solución, de la fotografía publicitaria contemporánea una de ellas llamada: “Asimilación de la realidad: la estética de lo domestico” y la explica en su principal aparte así: “un tipo de imagen de tinte casero, ambientada en espacios domésticos (interiores de las casas, sofás, pasillos, baños, etc.) y formalmente mucho más cercana al estilo del aficionado que a la órbita profesional.” Y cuando se refiere al estilo de aficionado sin duda una de las características principales con la cuales se hace manifiesto es el flash frontal dirigido a la modelo. Ese flash frontal que fue despreciado por los fotógrafos comerciales por ser demasiado burdo en la luz que producía en las imágenes es ahora el rey no solo por su novedoso efecto en la imagen luego de una larga tradición de luces medias laterales en la moda[ii]  sino también por la facilidad de su implementación a la hora de realizar la imagen. Debido a la popularización de esa tendencia podríamos decir que poner un flash frontal a una modelo perfectamente organizada da un aire fresco y profesional a la imagen impregnándola  de las tendencias actuales de la fotografía de moda. 

Y aunque por momentos ese domestico pueda solucionar muchas cosas y verse muy bien, ni es la única tendencia, ni es la única forma de solucionar una imagen. Según el periódico El Colombiano (link) Las imágenes fueron realizadas  por el fotógrafo francés Nicolás Menu, y entre las locaciones están una casa en ruinas del barrio Getsemaní en la ciudad de Cartagena. Mas esos espacios en ruinas donde los europeos revisan su historia y recuerdan su legado a nosotros generalmente nos recuerda todo lo que nos falta o hemos perdido en infraestructura. Esos espacios abandonados que son un contraste con el excesivo lujo de algunas marcas que los utilizan para promocionarse y en el que sus consumidoras solo ven espacios pintorescos, llenos de texturas a reproducir en sus villas, para las consumidoras de marcas más modestas pueden recordarles la pared con humedad que necesita ser reparada. En otras palabras por mas bellos y evocadores que sean los rincones cartageneros no significan lo mismo al ojo del europeo que al del nacional, a una  ejecutiva europea que a una oficinista colombiana. Lo que para algunos puede ser evocador para otros puede pasar desapercibido. Y es en esa relación con lo que puede evocar el espacio donde se desarrollan las imágenes, sumado a la solución del flash frontal donde sostengo que las fotos aún muy bien tomadas no son leídas con todo el status que la marca quiere prometer, y repito  creo hubiera sido mejor una solución mas clásica. 

No sé qué tanto aborden los problemas anteriores de comunicación de la imagen los cursos actuales de comunicación estratégica de marca, a veces creo que se quedan en la revisión histórica de la fotografía y obvian por falta de entendimiento los problemas actuales de la construcción de la imagen.  Por favor que alguien que haya participado en alguno me corrija si estoy equivocado.

Volvamos al asunto del fotógrafo que deje anunciado en líneas anteriores. Desconozco las razones para importar al fotógrafo, el mismo de las fotos de la campana de Esteban Cortázar con Éxito. Mi búsqueda en Google, acerca de Nicolas Menu fue difícil, no pude encontrar su sitio web, no sé si su apellido confunda al buscador, pero al fin encontré este sitio, del cual es colaborador,  descubriendo un excelente fotógrafo de producto y en lo que alcance a ver un buen fotógrafo de moda, muy inscrito en lo que anteriormente llamamos doméstico — ojo que la mirar en el sito mencionado debemos saber separar la fotografía, de los modelos y el estilismo. La foto los consolida pero hay que saber ver cada trabajo por aparte, y no podemos negar que trabaja con estilistas y modelos de primer nivel —  y cuando digo buen fotógrafo es porque a nivel nacional los puede haber iguales o mejores y solo cito a nuestro fotógrafo de mayores credenciales en nuestro mercado, Raúl Higuera. No creo que tenga nada que envidar a MonsieurMenú en el campo de la fotografía de moda, él ha trabajado aquí y allá con grandes resultados, y no creo sea mucho más caro, y en caso de serlo no debería importar porque yo no puedo hacer una campana de millones de pesos preocupado por el valor del fotógrafo. 

Porque al final es el fotógrafo el que consolida la imagen y así como con una modelo regular no hay fotógrafo que valga, con un fotógrafo regular el éxito de la producción se puede diluir con facilidad, de la misma manera que con un flash frontal puede restarle esplendor a la más brillante de las estrellas de cualquier universo de celebridades o modelos que queramos mencionar. 

Escribiendo todo lo anterior pienso en una metáfora: Alessandra para el Éxito es como un Ferrari en Tolu.
                                     


Pd. Revisando el material para esta entrada, en la primera de las 7 páginas del sitio donde está el trabajo de Monsieur Menú encuentro estas imágenes de la campana, para mí el asunto es más por este lado.
                                                  






[i] Tendencias de la fotografía publicitaria contemporánea: grandes marcas, grandes conceptos. I CONGRESO DE TEORÍA Y TÉCNICA DE LOS MEDIOS AUDIOVISUALES: EL ANÁLISIS DE LA IMAGEN FOTOGRÁFICA. Castellón: 14, 15 y 16 de octubre de 2004

[ii] Se habla de fotografía de moda dentro de fotografía publicitaria por ser esta generalmente primera en la incorporación de nuevas soluciones visuales debido a su, por definición, necesidad de proponer el cambio. Como ejemplo de luces medias laterales tenemos a Avedon y Penn  desde finales de lo 40’s  este flash frontal, en la moda,  se populariza a finales de los 80’s

martes, 6 de marzo de 2012

El día que el “Lookbook” triunfo sobre el catalogo




La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida.
— Hans Christian Andersen — 
El traje nuevo del Emperador



                              
Hablábamos ayer del lookbook, luego de mencionar otros extranjerismos: freepress y publicity.

¿En qué momento llego el lookbook a nuestras vidas? ¿Cómo no sabían nuestras empresas que había piezas hechas específicamente para describir las prendas a los clientes?

Es un concepto casi revolucionario ese de concentrarse en el producto.

A no ser por un pequeño detalle: El catalogo ya existía y es esa su función: catalogar, describir,  reseñar los objetos que se catalogan. Otra historia es que en la necesidad de hacerlo llamativo se empezaron a agregar locaciones, poses más elaboradas, estilismos más complejos y poco a poco se fue convirtiendo más en una pieza publicitaria de la marca y a medida que esto sucedía su función de catálogo se iba diluyendo.  A tal punto que de las imágenes de estos catalogo salían algunas para ser usadas promocionalmente en anuncios de revistas, pendones etc.

Auto-descrestados entonces, oímos hablar ahora del lookbook como lo más novedoso.  Sastres y emperadores elogian las formas del nuevo ropaje que nos permite concentrarnos en las prendas más que en otros elementos, pero aprenderé de los truhanes del cuento, no diré que es el mismo catálogo. 
  
Aprovechare la confusión y venderé lookbook en dólares y catalogo en pesos, el primero tiene más trabajo. El trabajo de hacer que el agua este tibia.


martes, 27 de septiembre de 2011

El efecto Zoolander



“Tengo problemas bidireccionales, no sé girar a la izquierda”.
    DEREK ZOOLANDER —


"A mí me importa muchísimo lo que hago,
¿acaso sé qué producto vendo? ¡no!
¿sé lo que estoy haciendo hoy?  ¡no!
Pero aquí estoy y voy a dar lo mejor de mí".
 — HANSEL—  En Zoolander




Sin duda una de las películas que más cito en mis cursos de fotografía de moda es Zoolander, generalmente asociado a un comentario sobre los modelos y el manejo que hacen de la pose. Pongo en contexto a los que no la han visto: Se dice que Zoolander tiene unas miradas especiales como modelo: La mirada tigre, la magnum o la Steel; que lo diferencian de los demás, y las hace siempre de la misma manera; es más, algunos dicen que todas sus miradas son exactamente la misma. Al inicio de la película en una escena de premios nos muestran el calendario  de Zoolander y vemos que su pose es exactamente igual en todas las fotos.

¿Y lo anterior es solo del mundo de la comedia?, ¡no señor!  Sucede en la vida real, y de ahí mi referencia frecuente a la película. Lo que puede verse como el chiste fácil es el producto de una aguda observación, característica indispensable de los buenos humoristas. Muchos modelos repiten unas cuantas poses, o solo son capaces de presentar  una misma sonrisa. Algunos, por más que se muevan siempre terminan haciendo lo mismo, o sólo hay una pose que les queda bien,  y es que, como el traje del emperador que todos decían que lo veían para ocultar su incapacidad, con la pose Zoolander pasa algo similar todos la ven diferente porque no se dan cuenta de que es exactamente la misma.

Muchos de nuestros modelos han sucumbido al efecto Zoolander. No sabemos si es una enfermedad profesional, una incapacidad actoral, o simplemente el exceso de catálogos en los cuales se les piden las mismas poses. Tampoco sabemos si es falta de dirección. Ellos las ofrecen y nosotros no nos damos cuenta que se están repitiendo. Podríamos definirla como  un estado de rigidez que se genera en el sistema nervioso central del modelo cuando percibe la cámara orientada hacia su humanidad. El solo hecho de dirigir el artefacto captura-espíritus hacia otro lado, permite una rápida -y sin efectos secundarios- recuperación de la totalidad de las actividades motoras. Lo último es fundamental. Sabrán mis amigos fotógrafos que las mejores poses de las modelos, generalmente resultan cuando la cámara apunta hacia otro lado y ellos se encuentran relajados. Hay un segundo estado que no es una rigidez total sino una suerte de semi-rigidez: ¡el modelo está mascando chicle!

Ya en serio, podríamos  decir que la pronta moda, y el catalogo como su medio  para ilustrarla, exige de los modelos la pronta pose. Cada vez veo más en catálogos, como los modelos repiten las mismas poses y nadie parece darse cuenta durante las tomas, ni durante la selección del material o antes de su publicación. Creo es por eso que dentro de lo que se ha dado en llamar  el look book, que en realidad es un catálogo en el sentido más estricto de la palabra, al fin  lo que hace es catalogar la colección  Los modelos repiten la pose de  manera intencional sin ninguna variación.

Necesitamos reflexionar sobre las poses de los modelos. La pose es un resumen del lenguaje corporal (por algo le dirán así). El fotógrafo no es solo quien dirige la iluminación, la cámara y la escenografía; es también el director actoral de sus modelos. Debemos estar pendientes de lo que comunican esos cuerpos, así como estamos pendientes de lo que comunica el estilismo que el modelo porta. Los otros elementos de la imagen hoy no vienen al caso.

Señoras y señores, unos cuantos ejemplos del “efecto Zoolander”



Nota: cada grupo de imágenes correspondes al mismo catálogo.