The Constructed Moment

This blog discusses the way in which we design, make, select, evaluate and publish fashion and advertisement photographies as a sub-genre. This is a place of reflection. We have no unveiled truths, yet we are seeking answers.


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viernes, 29 de mayo de 2015

De editores y editoriales de moda.





Nuestro problema básico radica no en la imitación de las apariencias,
sino en la falta  de conocimiento de los procesos que las logran




Las palabras editar, editor y editorial inicialmente se refieren a la acciones relacionadas con los medios impresos.

La palabra editorial se refiere al artículo de fondo de un medio impreso, una de las versiones mas populares de los editoriales son aquellas en las que los medios defienden una postura y aunque la RAE diga que no es firmado, con el paso del tiempo la definición de orientaciones de los medios pasa de ser un asunto de sus tendencias políticas y en aras de la independencia de estos queda a cargo del director general y empieza a aparecer firmada generalmente bajo el titulo de carta del director o algún nombre similar.

Cuando pensamos en los editores, aunque con funciones diferentes de acuerdo al editor que nos ocupe: cinematográficos, de televisión, literarios y los de moda, encontramos que todos ellos tienen en común su tarea de seleccionar y agrupar,  para su presentación final un material disponible: léase material fílmico, escritos y productos de moda respectivamente. El editor de moda por ejemplo selecciona entre los diferentes eventos de moda o desfiles cuales deben ser reseñados en su publicación y para tal fin, por razones de espacio de impresión debe seleccionar los vestidos, accesorios, complementos entre otros que considere aparecerán impresos.

Esta selección de productos se publica de diferentes maneras: en algunos casos van solos reseñados muy parecido a lo que llamamos la foto de catálogo, en otros con ayuda de estilistas y/o directores de arte se realizan en la forma de Still life, como  ejemplo están las cada vez mas frecuentes ediciones de accesorios y complementos de revistas como Vogue y similares. Por último algunos productos terminan siendo reseñados en una de los apartes principales de la publicación llamado historia de moda, o editorial de moda;  sección que retoma las formas de los foto reportajes que introdujeron revistas como Vu, y Life tratando de establecer una narración visual para presentar una serie de productos seleccionados por un editor de moda para tal fin. El criterio de selección mas popular en la actualidad son las tendencias de moda, pero son válidos otros criterios que el editor considere pertinentes, por ejemplo, el hacer un homenaje a determinado diseñador o hacer una recopilación de algún tipo de prendas con alguna característica específica.

Desde los comienzos de Vogue, Conde Nast con la ayuda de el Dr Agha en los inicios y Alexander Lieberman de 1944 a 1961[i] como sus directores artísticos y del lado de Harper's Bazaar Alexey Brodovitch con igual tarea, estuvieron en la búsqueda y ayudaron a la formación del talento de fotógrafos que hoy son fundamentales para la historia de la fotografía de moda; nombres como Beaton, Munkacsi, Steichen, Avedon y Penn por citar algunos. La función de esta nueva generación de fotógrafos de moda para las revistas era desde su inicio producir imágenes llamativas que ilustraran los productos que en ellas aparecían, razón por la cual hasta nuestros días y en búsqueda de esa novedad son las revistas las que más libertad creativa otorgan a sus fotógrafos para ilustrar las imágenes de moda. 

Es por eso que el editorial de moda como tal no solo se reduce a una tradición fotográfica asociada a una cantidad de imágenes heredadas de los ensayos fotográficos del foto-reportaje. Se refiere principalmente a una selección de objetos  que hablan del estado actual de los productos de la industria, y es en ese discurso de aquello que nos presenta y no en la cantidad de fotos que esta la razón de llamarlo “de moda”.

Asi que no se confundan llamando editorial de moda a una serie de fotos de una misma prenda donde no hay un discurso de moda y tampoco un discurso fotográfico ya que en un ejercicio serio solo una de esas fotos sobreviviría para ilustrar la prenda y las otras por mas buenas que pudieran ser, no serian publicadas. También es necesario entender que la moda como industria se debe a la comercialización repetitiva de productos y que el fin de los editoriales de moda es la presentación de la ultima versión de estos,  y si la única prenda de su editorial es sacada de algún armario por favor piénselo dos veces antes de llamar a esa serie de fotos de una prenda de armario, un editorial de moda. 




editar.
(Del fr. éditer).
1. tr. Publicar por medio de la imprenta o por otros procedimientos una obra, periódico, folleto, mapa, etc.
2. tr. Pagar y administrar una publicación.
3. tr. Adaptar un texto a las normas de estilo de una publicación.
4. tr. Organizar las grabaciones originales para la emisión de un programa de radio o televisión.
5. tr. Inform. Hacer visible en pantalla un archivo.


editor, ra.
(Del lat. edĭtor, -ōris).
1. adj. Que edita.
2. adj. Inform. Dicho de un programa: Que permite redactar, corregir, archivar, etc., textos registrados en ficheros de símbolos. U. t. c. s. m.
3. m. y f. Persona que publica por medio de la imprenta u otro procedimiento una obra, ajena por lo regular, un periódico, un disco, etc., multiplicando los ejemplares.
4. m. y f. Persona que edita o adapta un texto.
~ responsable.
1. m. y f. Persona que, con arreglo a las leyes, firmaba todos los números de los periódicos políticos y respondía de su contenido, aunque estuvieran redactados por otros.
2. m. y f. coloq. Persona que se da o pasa por autor de lo que otro u otros hacen.



editorial.
1. adj. Perteneciente o relativo a editores o ediciones.
2. m. Artículo de fondo no firmado.
3. f. Casa editora.


Real Academia Española © Todos



[i] Luego del 1961 pasa a ser director editorial de publicaciones Condé Nast en Estados Unidos y Europa




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miércoles, 20 de agosto de 2014

De aquí para allá.

Text in english, here





“Al mismo tiempo, lo europeo no es natural en nosotros. Somos seres frustrados. Todo el que aprende a leer en Suramérica, se avergüenza de ésta y de sí mismo y de sus padres; si es rico y viaja por Europa, gasta demasiado y simula vicios y lujos para hacerse perdonar su origen; si político, extrema las prácticas europeas. …
Todo lo imitamos y nada es natural en nosotros. Un francés me decía: “¡Pero deme suramericanismo! Sería un triunfo si presentáramos en París lo suramericano...”.
 Le contesté que lo suramericano era lo parisiense, pero prostituido.”
 —Fernando González




En los últimos días he estado mirando la versión latinoamericana de Vogue con mayor detenimiento. Siendo sincero, es la versión de Vogue que miro con menos entusiasmo: siempre la veo con la sensación de que es menos que sus hermanas europeas y la norteamericana (incluso las asiáticas). Fernando González seguramente diría que es una manifestación de nuestro complejo de hijo de puta[1] y creo que dicho complejo no es ajeno a la publicación.

Así mismo, aparece frecuentemente en las tertulias con amigos del sector  el tema de la visión de la moda desde Latinoamérica, este para-occidente donde vivimos, soñamos y laboramos. Hablamos de cuál seria el enfoque adecuado para el desarrollo de nuestra industria dentro de esa intención arraigada que tenemos de conquistar o ser reconocidos por el viejo mundo.

Al final desde lo industrial hasta lo editorial siempre termino llegando a la misma conclusión: nosotros no podemos arrancar nuestros procesos en pos de los procesos americanos y europeos, es una utopía pensar que de esa manera y con nuestros recursos podremos darles alcance. No estoy diciendo que tiremos la toalla, mi punto es que sí se puede, pero no es solo un asunto de reconocer fortalezas y debilidades, es de pensar un poco al revés y tomar ejemplos de lo que funciona en otras áreas para usarlos de guía.

Es evidente que tenemos mucho que mostrar, no solo en términos de talento, sino también de recursividad. En lo fotográfico, por ejemplo, es asombroso lo que hacemos en el campo editorial y comercial con presupuestos que seguramente son una fracción de los acostumbrados por las grandes publicaciones y marcas.

Volviendo al ejemplo de Vogue Latinoamérica, llegué a una conclusión que quiero compartir con ustedes: creo que el enfoque de esta revista como líder en nuestra región –y de muchas otras que van tras sus pasos- es equivocado. Existiendo las maravillosas revistas americanas y europeas, muchas están condenadas a ser simples seguidoras. Dicen en mercadeo que cuando un nicho esta saturado se debe buscar uno nuevo. En este momento, a los ojos de europeos, asiáticos y también los nuestros, Latinoamérica se ha convertido en una fuente de inspiración, además de ser un universo creciente de consumidores.

Por lo anterior creo que algunas de las revistas líderes deberían ocuparse aun más de lo nuestro y menos de la moda europea y americana que hoy en dia está a un clic de distancia en portales y puestos de revistas donde encuentro de primera mano las novedades de los líderes mundiales de la industria.

Lo que nos deja la tarea de mostrarles de la misma forma lo que sucede en nuestro rincón del mundo. Revistas como Vogue Latinoamérica no deberían seguir el planteamiento  desde México  para el resto del continente, sino ser la verdadera fuente de información de lo que sucede en la región, para nosotros y para el resto de el mundo.

Una revista que muestre Latinoamérica en Europa, es una descabellada forma de mostrar lo que hacemos.




[1]“Hijo de puta es aquél que se avergüenza de lo suyo. Por aquí me han llamado grosero porque uso esta palabra, pero la causa está en que mis compatriotas son como el rey negro que se enojó porque no lo habían pintado blanco.”
Los negroides (Ensayo sobre La Gran Colombia) - Fernando González, 1936.



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