La ciudad textil y de confección dice ser una ciudad
de moda: tiene ferias donde comercializa sus textiles y confecciones, desfiles
donde muestra el talento de sus diseñadores, vías donde los nuevos creadores
encuentran un espacio para comercializar sus productos.
¿Pero es una ciudad que vive la moda? ¿Vemos moda al
recorrer Medellín? ¿Mirar nuestra gente es como mirar la gente en capitales de
la moda como París, New York, Milán? ¿O comparándonos en el ámbito local como Bogotá?
No es alentador para nosotros como paisas hacer esta reflexión pero estamos
lejos de ser una ciudad que vive la moda, una ciudad vive la moda en sus
habitantes, en su diversidad, en su capacidad de apropiarse del fenómeno del
vestuario como una herramienta de expresión individual para pertenecer a un
grupo, y de no estigmatizar al que lo hace.
Nosotros vemos la moda como el fenómeno estadístico,
estar de moda para un paisa es estar en la parte normal de la curva
estadística, no desviarse del cambio, ser igual a la gran mayoría. La moda hoy
en día se alimenta de aquellos que están a los extremos de la curva, aquellos
al límite proponen un cambio, generalmente sin importarles, ellos sólo se están
expresando. Son ellos los personajes que alimentan a los diseñadores para la
conceptualización de sus propuestas.
Pero lo anterior es solo un lado de la moneda. La moda
no solo se construye en las pasarelas, o en las calles. Parte importante del
fenómeno es una construcción visual que se ha realizado por más de 120 años en
las revistas especializadas – no exclusivamente– y de los cuales los últimos 90
años ha sido la fotografía el medio que por su: versatilidad, lenguaje moderno
y capacidad técnica ha servido de espectador y actor en dicha construcción del
imaginario de la moda actual. De igual
manera el mentor de la fotografía de moda, las revistas, cumplen diferentes
funciones: son más permanentes que los eventos que cubren, pueden llegar a un
público más amplio gracias a su circulación y rotación posterior y como medio
permiten hacer reflexiones y comunicar un mensaje.
Los antioquenos hemos tenido pocas revistas –tal vez
ninguna– que nos permitan mostrar y reflexionar nuestro ejercicio de moda, no
solo en lo referente a diseño de vestuario, sino también en nuestra educación
visual. Se hace moda cuando se diseña una colección, cuando se hace un desfile,
también cuando se realizan fotografías, y esto último es más que una modelo,
maquillaje y vestuario. A lo largo de la historia de la fotografía de moda
encontramos autores que fueron construyendo un código visual capaz de llevar un
mensaje seductor con fuerza y contundencia. Nuestro ejercicio de fotografía de
moda, en cambio, se limita en general a la repetición de esas formas, la copia
del icono no su reconstrucción, que en diseño no es creación sino imitación.
Trabajamos en las universidades para que los jóvenes entiendan cómo se piensa
la moda para poder hacerla, la misma reflexión se aplica a la fotografía de
moda: pensar para hacer, abandonando la copia.
Medellín como ciudad de moda no puede seguir bajo la
sombra editorial de Bogotá donde ellos seleccionan lo que es bueno y lo que no,
bajo unos criterios en algunos casos difusos, casi siempre comerciales. Si
queremos desarrollar un ejercicio local de moda es necesario desarrollar
publicaciones editoriales que sean dinamizadoras de ideas y soluciones
visuales; formando una generación de personas dedicadas a la presentación,
realización y evaluación de nuestro ejercicio de moda.
De qué sirven un Clúster Textil-Confección Diseño y
Moda, institutos para la promoción y la exportación de la moda, universidades y
demás, si no contamos con medios especializados que divulguen, cuestionen y
generen la comunicación y reflexión necesarias para lograr la evolución visual
necesaria y algún día dejar de ser espectadores y convertirnos en actores en el
mundo de la moda.
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Jose sostiene que la moda en Medellín es un fenómeno estadístico, y por tanto estamos imposibilitados para constituirnos en una ciudad generadora de moda. Difiero sustancialmente.
ResponderEliminarLa moda SI es un fenómeno estadístico, acá y en cualquier lugar. La MODA en estadística es una medida de TENDENCIA CENTRAL, concretamente es aquel valor que con mayor frecuencia se presenta.
Es decir, la moda se define justamente por la MASIFICACIÓN.
En este orden de ideas no se puede sostener que Medellín no sea una ciudad de moda porque TODOS usamos lo mismo.
La masificación es inherente a la moda, es una de las características que la define. Una segunda característica que podría ser igualmente relevante es la TEMPORALIDAD REDUCIDA: La moda cambia muy frecuentemente.
¿Es Medellín una ciudad en la que la moda cambia muy frecuentemente?
¿Existe disposición entre los habitantes de la ciudad para asimilar frecuentemente nuevas tendencias estéticas (y/o comportamentales)?
¿Existe en la ciudad la capacidad para generar nuevas tendencias estéticas de forma constante?
No creo, como Jose, que las ciudades de moda sea necesariamente aquellas en las que los individuos exhiban un alto grado de diferenciación estética.
Creo que las ciudades de moda tienen la capacidad de absorber muy rápidamente nuevas estèticas, y creo que son ciudades productoras de moda aquellas en que un número reducido de individuos es capaz de generar permanentes (o frecuentes) rupturas estéticas.
Muy buen artículo, me gusta el fragmento en el que te refieres a "la copia del icono no su reconstrucción, que en diseño no es creación sino imitación" pues el reto en realidad si es crear nuevos códigos visuales evitando la repetición y a la par la estandarización de la moda como hablabas en un inicio.
ResponderEliminarla respuesta a los comentarios de Miguel en la entrada
ResponderEliminarhttp://elmomentoconstruido.blogspot.com/2010/11/medellin-no-es-una-ciudad-de-moda-pero.html